WALTER GOOBAR 27/12/2015 1390 VISUALIZACIONES 49 COMENTARIOS
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ESCÁNDALO EN LA ONU | Los secretos de la canciller Malcorra
El papel de la actual jefa de la diplomacia argentina, Susana Malcorra, en el ocultamiento de los abusos sexuales perpetrados por las fuerzas de paz en la República Centroafricana.
Citando una investigación interna de Naciones Unidas, la influyente revista estadounidense Foreign Policy en su última edición, fechada el 17 de diciembre revela el nefasto papel jugado por la actual canciller argentina, Susana Malcorra, cuando se desempeñaba como jefa de Gabinete del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El veredicto de un panel de tres jueces independientes nombrado por Ban Ki-moon –al que ha tenido acceso Miradas al Sur–, responsabiliza a Malcorra –entre otros funcionarios de alto rango– del ocultamiento de un caso de abuso sexual a menores perpetrado por Cascos Azules de la ONU y de la persecución sufrida por el funcionario sueco Anders Kompass, quien filtró la noticia a las autoridades francesas para poner fin a los abusos.
El 29 de abril de 2015, el mundo se enteró de los sistemáticos casos de abusos sexuales perpetrados contra menores por las fuerzas de paz de Guinea Francesa, Chad y Guinea Ecuatorial en un campamento de refugiados en la República Centroafricana (RCA). Los testimonios, que habían sido recogidos casi un año antes por personal de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y Unicef, fueron filtrados al diario británico The Guardian. El artículo incluyó el testimonio de Anders Kompass, un especialista en Derechos Humanos de Suecia con más de 40 años de experiencia, que había sido suspendido y estaba siendo investigado por la ONU por haber alertado al gobierno francés sobre los abusos.
Hasta ahora, Anders Kompass ha guardado silencio sobre su papel en este asunto, pero la semana pasada un
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panel independiente nombrado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estableció la inocencia del funcionario sueco que sólo intentaba que cesaran los abusos contra menores, y concluyó que varios funcionarios de alto rango –entre los que se menciona a la actual canciller argentina, Susana Malcorra, que en ese momento se desempeñaba como jefa de Gabinete de Ban Ki-moon, estaban más preocupados en concertar esfuerzos para silenciar y perseguir al denunciante del escándalo, Anders Kompass que en proteger a los niños del peligro en que se encontraban o de sancionar a los abusadores.
El 19 de mayo de 2014, un niño de 11 años declaró que un soldado francés le prometió comida a cambio de sexo oral, luego lo violó, y le dio galletas y dinero en efectivo. El chico dio una descripción detallada del soldado y afirmó que podría identificarlo, pero no se tomó ninguna medida, ni siquiera una advertencia a los soldados, no se hizo ningún esfuerzo para evitar el abuso en curso, ninguna alerta fue expedida a las decenas de miles de adultos desplazados en el campamento. El personal de Unicef reportó casos de sexo oral forzado y violación anal de los niños de 8 a 15 años y no se tomó ninguna acción. En total, las entrevistas documentan el abuso sexual de 13 niños por parte de 16 soldados de la fuerza de paz: 11 eran franceses, tres de Chad, y dos de Guinea Ecuatorial. Otros siete Cascos Azules actuaron como cómplices. El informe implica a 23 soldados en total.
A mediados de julio de 2014, la ONU no había tomado ninguna medida contra los abusos en curso. En ese contexto, el funcionario sueco Anders Kompass informó a las autoridades diplomáticas francesas, que solicitaron una copia del informe con el fin de iniciar una investigación. El 30 de julio recibió una respuesta del gobierno francés, que le informaba que una investigación estaba en curso.
Tres meses más tarde, cuando el secretario general presentó su informe anual sobre la respuesta de la ONU a la explotación y los abusos sexuales de 2014, no contenía mención alguna de las denuncias de abuso sexual infantil en la República Centroafricana.
En lugar de preocuparse por los casos de abuso infantil, la jefa de Gabinete de Ban Ki-moon quería silenciar el escándalo y para eso concertó con otros funcionarios de alto rango de la ONU una estrategia para obligar a Kompass a que renunciara.
La jefa de Gabinete Susana Malcorra organizó una reunión en la ciudad de Turín entre el alto comisionado para los Refugiados, Zeid Ra’ad Al Hussein; la alta comisionada adjunta, Flavia Pansieri; el subsecretario general (USG) para OSSI, Carman Lapointe; y el director de Ética de la ONU, Joan Dubinsky, para discutir el caso Kompass: si la negligencia para combatir los abusos sexuales por parte de los Cascos Azules, se hacía pública, la ONU enfrentaría preguntas para las que no había respuestas razonables.
Como resultado de la reunión realizada en Turín, el grupo integrado por Malcorra continuó tramando una manera de silenciar a Kompass. Dos semanas más tarde, el 9 de abril de 2015, Zeid solicitó formalmente una investigación sobre Kompass por su “filtración” sobre la denuncia de abuso sexual en la República Centroafricana.
Durante toda la investigación, las víctimas no aparecen mencionadas en las declaraciones, ni existen expresiones de inquietud o curiosidad sobre su bienestar. Nadie menciona el apoyo prestado a los niños víctimas; esas omisiones ni se observaron ni explicaron. El enfoque único de atención concertada es en la supuesta “filtración” de Anders Kompass.
Durante la semana del 13 de abril de 2015, un mes después de su negativa a renunciar, Kompass fue suspendido con goce de sueldo y escoltado desde su oficina. Susana Malcorra, que ocupaba una de las posiciones más poderosas en el sistema de la ONU como jefa de Gabinete del secretario general, declaró a los medios que Kompass estaba siendo investigado porque era culpable de mala conducta. Esto era un caso flagrante de prejuzgamiento.
Kompass fue perseguido y hostigado por altos cargos de la ONU hasta que un tribunal de apelación ordenó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que levantara inmediatamente la suspensión laboral del funcionario humanitario sueco. El juez Thomas Laker dijo que la decisión de la ONU de suspender a Kompass, quien se desempeñaba como director de Operaciones de Campo para la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, fue “prima facie ilegal” (desde primera vista ilegal).
Frente a la dimensión que tomaba el escándalo, el 3 de junio de 2015, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, anunció la formación de un panel independiente, compuesto por tres jueces, para realizar una revisión externa para examinar los acontecimientos tras el abuso sexual de los niños en la República Centroafricana.
Lo que ocurrió en la República Centroafricana era una atrocidad, pero el hecho de que la ONU se quedara en silencio durante casi un año después de su propio descubrimiento era una atrocidad mucho mayor que lindaba con el encubrimiento y la impunidad para los perpetradores.
Cuando uno lee el lapidario veredicto de los jueces dado a conocer la semana pasada sobre el triste papel jugado por Susana Malcorra en los intentos de silenciar el escándalo de la ONU, se comprende perfectamente que el ofrecimiento de Mauricio Macri le vino como anillo al dedo. En caso contrario, es probable que a esta altura hubiese tenido que presentar su renuncia a la ONU, pero no precisamente para encabezar la diplomacia argentina.
http://www.miradasalsur.com.ar/2015/12/27/revista/escandalo-en-la-onu-los-secretos-de-la-canciller-malcorra/
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Miércoles, 16 de diciembre de 2015 | Hoy
EL PAIS › CABLES SECRETOS SOBRE LA GESTION Y LOS CONTACTOS DE SUSANA MALCORRA EN LA ONU
Malcoleaks
Según una serie de cables diplomáticos de EE.UU. filtrados por el sitio Wikileaks, la canciller argentina se comprometió a nombrar a ciudadanos estadounidenses en puestos clave y no siempre pudo alcanzar sus objetivos en la ONU.
Por Santiago O’Donnell
Como subsecretaria general de la Organización de Naciones Unidas a cargo del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT), con un presupuesto anual de miles de millones de dólares para dar apoyo logístico y administrativo a 120 mil civiles, policías y militares en cerca de treinta misiones de paz alrededor del mundo, la recientemente designada canciller argentina Susana Malcorra no siempre logró cumplir con objetivos que ella misma y su organización se habían trazado. No pudo en el arranque de la misión en Darfur, Sudán, donde la ONU interviene desde el 2007 para frenar un conflicto armado que derivó en una limpieza étnica con miles de muertos y millones de desplazados. Se trata de una misión prioritaria para Estados Unidos y lo fue sobre todo durante el tramo final del gobierno de George W. Bush (2007/2008) debido a un viejo interés en Sudán de los grupos evangélicos que apoyaban a su gobierno conservador.
La ONU había asignado una fuerza de 26.000 efectivos para imponer la paz en Darfur, pero la falta de coordinación entre los países que se habían comprometido a mandar tropas y los países que se habían mostrado dispuestos a transportarlas hizo que el plan original de colocar el 80 por ciento de esos efectivos en el terreno durante el primer año de la misión pronto tuviera que descartarse y desaparecer de los discursos y documentos de la ONU por no coincidir con la realidad. A tal punto llegó la frustración y desconfianza en el área gestionada por Malcorra que un militar británico le sugirió a un funcionario estadounidense que quizás era mejor saltearse la intermediación de las Naciones Unidas para trabajar directamente con los países que proveían las tropas que había que transportar.
A pesar de los problemas logísticos y administrativos de las distintas misiones de paz pero sobre todo la de Darfur, Malcorra supo mantener durante sus años al frente de la DAAT una excelente relación con el gobierno de Estados Unidos. Tal es así que cuando funcionarios de ese país le sugirieron que nombre a ciudadanos estadounidenses en puestos clave bajo su organigrama administrativo. Malcorra se mostró más que dispuesta a complacer dichos requerimientos.
Todo esto aparece en los veinte documentos del Departamento de Estado estadounidense fechados entre los años 2008 y 2009 que mencionaba a Malcorra, quince de ellos originados en la sede de la ONU en Nueva York, cuatro en la capital sudanesa de Jartum y uno en el Departamento de Estado en Washington, filtrados en 2012 por el sitio Wikileaks. Los cables no dicen que Malcorra hizo mal su trabajo. Los diplomáticos estadounidenses que los escriben no la critican y el secretario general de la ONU Ban Ki- moon la premió con un ascenso en el 2012 al convertirla en su jefa de gabinete. La propia Malcorra reconoció deficiencias en la burocracia del organismo. En 2009 fue coautora de un informe que recomienda cambios en la planificación y ejecución de las misiones de paz y al año siguiente la CAAT presentó un detallado plan de reforma ante la Asamblea de la ONU. Cinco años más tarde el tema se sigue discutiendo y los distintos proyectos de reforma de las misiones de la ONU, que datan del año 2000 en adelante, se siguen apilando en los archivos de la organización. El año pasado Ban ki-Moon nombró un Grupo Independiente de Alto Nivel para continuar con el tema. Y este año Malcorra dejó Nueva York para volver a la Argentina, con la expectativa de volcar su amplia experiencia y nutridas relaciones al servicio del país.
El primer cable de la serie, clasificado “confidencial” y fechado 12 de mayo del 2008 da cuenta de la importancia que le daba la delegación estadounidense al puesto al que acababa de ser asignada Malcorra, justamente en reemplazo de otra funcionaria estadounidense, Janet Holl Lute, que dejaba la organización multilateral para asumir como vicedirectora del Departamento de Seguridad Interior de su país.
El del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT) trabaja junto al Departamento de Operaciones para el Mantenimiento de la Paz (DOMP). Con un presupuesto global anual de U$S siete mil millones en operaciones de paz, es importante que Estados Unidos retenga su presencia en los puestos más importantes de la DAAT...El Secretario General recientemente nombró a Susana Malcorra de Argentina como la nueva Subsecretaria General para la DAAT.
El siguiente cable “confidencial “ desde Naciones Unidas, esta vez del 7 de agosto del 2008, relata una reunión del grupo de “Amigos de la Misión de ONU en Darfur” (Amigos de Unamid) para evaluar un pedido de apoyo logístico que días atrás había presentado Malcorra.
Malcorra solicita transporte aéreo y una fecha cercana para realizar la operación. La mayoría de los estados representados, con la excepción de Canadá, Reino Unido y Alemania, parecían no estar interesados en apoyar el pedido de Malcorra.
Para no dejarla sola, el cable concluye con un pedido de apoyo de la delegación militar estadounidense en la ONU al Departamento de Estado para que las embajadas estadounidenses convenzan a más países de ayudar a Malcorra.
Pedido de acción: El Comité de Personal Militar de Estados unidos-ONU sugiere que el Departamento considere instruir a capitales de los Amigos de UNAMID para alentar a esos países a que provean el apoyo requerido por la Subsecretaria General/DAAT Malcorra.
Otro cable “confidencial” desde Nueva York, pero del tres de septiembre del 2008, detalla la “frustración de varios países” con los obstáculos burocráticos que presentaba la misión en Darfur y la dificultad para cumplir con el pedido de Malcorra. Según el cable, aún los países que más apoyaban la misión_Australia, Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos_ expresaron dudas acerca del presupuesto y el plan a largo plazo que ella les había presentado. Hablando de los representantes australianos, el cable dice:
Sus preguntas con respecto a la lista de Malcorra –sobre su planificación a largo plazo y el gasto del presupuesto acordado– reflejó las que previamente habían expresado en reuniones Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Los Australianos sugirieron que una contribución adicional de Estados Unidos podría provocar que su país también contribuya.
A su vez el representante alemán fue muy duro, criticando al gobierno sudanés, pero aún más a la misión de la ONU.
Alemania ha intentado aportar transporte aéreo y personal para Unamid, y ha expresado frustración con los obstáculos que le han presentado el gobierno de Sudán y el Secretariado. El coronel Ralph Scholtz explicó “que Naciones Unidas tiene un entendimiento claro de los problemas pero no de las soluciones, que su burocracia los mata y que responden con una falta de flexibilidad que es desconcertante, y que la misión en Darfur sufre de falta de experiencia”. Alemania ofreció cincuenta asesores militares a Unamid, pero la ONU sólo aceptó diez. Estos militares, junto con otros expertos e ingenieros alemanes, tuvieron problemas con sus visas que obstaculizó su despliegue en Darfur. En los últimos seis meses, un solo asesor alemán ha sido desplegado.
El representante italiano no sólo no se quedó atrás sino que subió la apuesta. Dijo que la misión en Darfur era el peor despliegue de tropas en la historia militar de toda la humanidad.
Italia también había ofrecido desplegar tropas. La ONU al principio rechazó la oferta pero cambió de opinión meses después dejando a los italianos dudando del cambio de actitud, lo cual llevó a su comentario de que “la ONU no está trabajando de la mejor manera en esta situación.” El general Giuliano Ferrari agrego que el de la misión en Darfur es “el peor plan de despliegue en la historia militar.”
Los dinamarqueses también ofrecieron aviones de transporte militar, dice el cable, “pero la oferta fue recibida de manera confusa y no se supo más nada.”
Sin embargo, de todos los consultados, el más crítico del trabajo de la ONU en Sudán fue el asesor militar de Reino Unido, refleja el cable. El militar británico directamente opinó que a esa altura del partido quizás era mejor transportar las tropas a Darfur sin pasar por el laberinto burocrático que implicaba la mediación de la ONU.
El asesor militar de Reino Unido tenía una perspectiva aún más pesimista. El teniente coronel Nicholas Slinger expresó su frustración con el Secretariado por el punto muerto burocrático que había experimentado. Nos informó que ya no habría dinero fresco de Reino Unido sobre la mesa, pero sugirió que los Amigos deberían enfocarse en apoyar a los Países Aportantes de Tropas directamente, y evitar los canales de Naciones Unidas para que las cosas se hagan.
El despacho diplomático que sigue, fechado en Nueva York el ocho de septiembre del 2008, narra una reunión entre Malcorra y la diplomática estadounidense Rosemay Di Carlo, entonces la número dos de la delegación norteamericana en la ONU. Según el cable, en esa reunión Di Carlo le dijo a la argentina que no era realista seguir hablando de una efectividad del ochenta por ciento en el despliegue de tropas en Darfur y que convenía revisar esa cifra para abajo para mantener la credibilidad de la ONU.
Malcorra reconoció que el objetivo expresado por la DAAT de 80 por ciento de despliegue a fines de diciembre no podría ser alcanzado y reconoció que 6065 por ciento sería más realista, con el 80 por ciento alcanzable en el primer trimestre de 2009. Di Carlo alentó a Malcorra a discutir con sus colegas de la ONU el hacer pública esa información, haciendo notar que si la ONU continúa manteniendo en público la figura de 80 por ciento, el fracaso en lograr este objetivo en diciembre restará credibilidad a la misión. Malcorra estuvo de acuerdo.
Para tranquilizar a su interlocutora, la diplomática argentina se ofreció a dar explicaciones por la demora, si fuera necesario, en el Capitolio y en la Casa Blanca.
Indicando que aprecia el énfasis que Estados Unidos le pone a lograr una misión exitosa en Darfur, Malcorra ofreció viajar a Washington para informar a funcionarios de los poderes legislativo y ejecutivo, si fuera necesario.
Dos meses más tarde, otro cable “confidencial”, fechado siete de noviembre de 2008 desde Nueva York, blanqueaba que aún la meta reducida de 60 por ciento de despliegue sería muy difícil de alcanzar.
En una reunión con el teniente coronel Tim House del Servicio de Generación de Fuerzas (SGF) de la ONU, representantes estadounidenses (funcionario político, asesor militar y Asesor Principal para la oficina del Enviado Especial) discutieron la actualidad del despliegue de la misión en Darfur (Unamid) después de la reunión de Amigos de la Unamid con la Subsecretaria General Malcorra el 30 de octubre. El funcionario de la SGF dijo que la oferta pendiente de Estados Unidos de proveer transporte aéreo es “vital” y que el objetivo de la ONU de despliegue del 60 por ciento de Unamid antes del fin de 2008 no será alcanzada sin el aporte estadounidense de transporte aéreo.
Un mes más tarde, el 19 de diciembre de 2008, Malcorra presentó un informe sobre la situación en Sudán ante el Consejo de Seguridad de la ONU, dice un cable fechado el 24 de ese mes. En la reunión del Consejo la diplomática a cargo de la DAAT puso en duda el nuevo objetivo anunciado por la ONU de ochenta por ciento de despliegue de cascos azules en Darfur al término del primer trimestre del 2009. Malcorra atribuyó las nuevas demoras a los países de la Unión Africana que debían mandar tropas.
Malcorra alertó que el objetivo de 80 por ciento de despliegue a fines de marzo depende de que los Países Donantes de Tropas estén listos para hacerlo en ese plazo. Ella urgió a los Países Donantes de Tropas a comenzar operaciones pre-despliegue lo más pronto posible.
El 11 de febrero Malcorra se reunió con la entonces embajadora estadounidense ante la ONU, hoy Consejera de Seguridad Nacional del gobierno de Obama, Susan Rice. De esa reunión habla uno de los cables más jugosos de la serie, fechado en el mismo día en que la reunión tuvo lugar. En dicho encuentro Rice le pide a Malcorra que nombre a funcionarios estadounidenses en distintos puestos de la DAAT, y la diplomática argentina da a entender a su colega estadounidense que los deseos de Washington serán satisfechos.
En una reunión introductoria el 11 de febrero Subsecretaria /DAAT Malcorra le dijo a la Embajadora Rice que el ciudadano estadounidense Tony Banbury era su candidato preferido para subsecretario General Adjunto en el Departamento de Apoyo a las Actividades en el Terreno. Malcorra dijo que tenía un alto concepto de Banbury del tiempo que pasaron juntos en Programa Mundial Alimentario y que actualmente estaba en la “lista corta de un solo nombre” para ocupar el puesto. La Embajadora Rice dijo que la ONU tendría muchas dificultades para encontrar a un candidato mejor calificado. Rice le dijo a Malcorra que Estados Unidos también estaría interesado en ver a un fuerte estadounidense en el puesto de Representante Especial Adjunto del Secretario General de la ONU en la Misión de Asistencia en Afganistán. Malcorra respondió que el proceso de selección para ese puesto ya había empezado, con un candidato estadounidense, Richard Wilcox, en la lista corta. Ella dijo que otros nombres podrían ser considerados si el Gobierno de Estados Unidos deseaba proponerlos pero que “tenemos que movernos rápido” si ese fuera el caso. Malcorra también se mostró dispuesta a considerar candidatos estadounidenses para llenar cuatro vacantes a nivel de director en su departamento: recursos humanos, logística, tecnología y finanzas.
Finalmente un cable fechado en Jartum el 23 de febrero de 2009 describe una reunión tripartita que había tenido lugar cinco días antes en esa capital entre la ONU, la Unión Africana y el gobierno de Sudán para tratar de solucionar los distintos problemas que enfrentaba la misión en Darfur. El despacho contiene elogios para Malcorra de dos militares estadounidenses que asistieron al cónclave, el coronel Noddy Stafford y el coronel James Davey.
Safford y Davey elogiaron a Malcorra por sus esfuerzos personales para mantener la reunión en un tono amistoso. Stafford caracterizó su actuación como “muy constructiva y afirmativa” e hizo notar que había estado en Jartum menos de 30 horas con reuniones casi continuas. Señaló que la reunión no hubiera sido exitosa sin Malcorra.
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