ENTREVISTA VICTOR HUGO MORALES - CYNTHIA OTTAVIANO - 26082010
sobre dichos Isidoro Graiver
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Durante una entrevista con Tiempo Argentino
“Clarín y La Nación nos humillaron, fue un afano”, dijo Isidoro Graiver
Publicado el 26 de Agosto de 2010
Por Juan Alonso y Cynthia Ottaviano
Fue el 11 de junio pasado. Sostuvo que desde las páginas de los diarios los presionaron, que el precio pagado “tuvo poca vinculación con el real”. Además, en sede judicial reconoció el vínculo de las tres armas con los tres diarios.
Llegó a la entrevista con Tiempo Argentino diez minutos después de lo pactado, a las 16:10, del 11 de junio pasado. Fumaba, ansioso, como lo hizo durante las dos horas y 12 minutos que duró el encuentro. Isidoro Graiver, de 62 años, el hermano de David, llegó al bar Finisterra, en la esquina de Uriarte y Honduras, del barrio de Palermo, como habíamos acordado. Andaba con el paso apurado. Nos saludamos en la puerta del bar y nos sentamos en una de las mesas dispuestas en la vereda. Hacía frío, y el sol le daba de lleno en el rostro. Vestía un pantalón de jean, zapatos náuticos marrones, campera negra y camisa celeste sin corbata, desabrochada en el primer botón. Un hombre clásico.
No era, sin embargo, la primera vez que hablábamos. En los tres meses que duró la investigación periodística que publicó este diario –en suplementos especiales que agotaron dos ediciones, el domingo 6 y el miércoles 9 de junio de 2010–, insistimos telefónicamente para entrevistarlo. Pero Isidoro –una víctima de la masacre y el latrocinio que impuso a sangre y fuego la última dictadura y sus socios civiles-, se negó con gentileza. No nos conocía. Dijo que tenía miedo por sus hijos. Le creímos. Se excusó en que había sellado un pacto familiar, que incluía sepultar los fantasmas de un pasado que los acorraló y los dejó solos. También le creímos.
Todo cambió con la publicación de nuestro trabajo, nos dijo, mucho antes de que el Estado confirmara el despojo de Papel Prensa. Cambió para bien. Explicó Isidoro, entonces: “No se equivocaron en casi nada.” Y decidió sentarse con nosotros. Con la campera puesta y sin dejar de fumar. Unos 40 minutos después, aceptó entrar a la redacción de Tiempo Argentino y tomar un café en la sala de editores, esta vez con un puro entre los dedos. La noticia corrió como reguero de pólvora. “Está Isidoro Graiver. Habla por primera vez con un medio periodístico”, se comentaba en las secciones. Isidoro reiteró su postura cautelosa de contarnos la verdad de la tragedia que azotó a su familia, bajo una condición: que no le atribuyéramos lo que decía. Quería cooperar con la verdad, pero sin aparecer. Otra vez usó el argumento familiar. Y se largó a hablar: “(La de Papel Prensa) fue una operación que era a todas luces un afano, lisa y llanamente un afano. Los diarios nos humillaron”, así comenzó.
Por eso ayer, miércoles 25 de agosto, cuando leímos la solicitada a página completa en Clarín y La Nación, y conocimos el contenido de la carta que le escribió a su sobrina María Sol Graiver –ante escribano público– publicada en la tapa coordinada de los dos diarios que lo humillaron hace 34 años, lo primero que nos sorprendió fue que accediera a una exigencia de sus antiguos victimarios. Ayer, cuando Isidoro Graiver se contradijo, cediendo a las presiones de los diarios acusados de cometer delitos de lesa humanidad en el despojo de Papel Prensa, nosotros, periodistas de este diario, quedamos automáticamente relevados del acuerdo de confidencialidad con él. Mantenerlo sería faltar a la verdad. O peor aun: contribuir a la operación de Clarín y La Nación para garantizarse la impunidad con falsedades en un caso que hoy es asunto de interés público.
Los lectores tienen derecho a recibir información. Nosotros estamos obligados a dárselas. La verdad no es nuestra: es de la sociedad. No podemos saber las razones secretas de Isidoro para cambiar sus dichos, después de entrevistarse con Tiempo. Tampoco sabemos por qué, desde la semana pasada, dejó de atender nuestros llamados. Sólo él lo sabe. Pero debe ser algo muy grave. Quizás el amor a su sobrina, a quien quiere como si fuera una hija, haya influido. Quizás tuvo temor a volver a sufrir. O todo eso junto. Lo que sí sabemos es que a María Sol Graiver, en julio pasado, “los adquirentes de las acciones de Papel Prensa SA”, es decir, los diarios Clarín y La Nación, “le efectuaron un requerimiento”: un “pedido”, según dejaron constancia ante escribano público. Tampoco sabemos con exactitud cuál fue ese “pedido”. Pero cualquier cosa que haya sido fue lo suficientemente grave como para que Isidoro abandonara una versión documentada de los hechos, por otra, que sólo sostiene las falacias de los que ayer lo despojaron.
Esa tarde fría de junio, Isidoro explicó a Tiempo su posición sobre Papel Prensa y la alianza de los tres diarios con las tres armas. Dijo que las presiones para arrebatarles Papel Prensa “eran permanentes”. Y nos dio una pista fundamental: que buscáramos los artículos periodísticos de Clarín y La Nación de octubre de 1976, un mes antes de que se concretara la venta “trucha” de las acciones a los diarios, el 2 de noviembre. Y nos dijo, textual: “Nos dedicaban las primeras planas todos los días, ‘la familia Graiver, los chorros’. Había un tema de intereses, que obviamente también existían, y además el tema de la humillación. En su momento fue casi una capitulación de la Unión Industrial Argentina (UIA) frente a la Confederación General Económica (CGE), en la época de José Ber Gelbard, y se debían la revancha. La revancha de las familias patricias o de las grandes empresas o bancos en la que estábamos insertados con fuerza. Nos destruyeron como grupo económico, porque ese era el objetivo, sacarnos de pista. Antes de la muerte de mi hermano, era uno de los grupos económicos más fuertes.”
–Algo así como “no los vamos a dejar crecer más”– le preguntamos.
–No le quepa la menor duda–nos contestó–. En algún momento alguien dijo: “hagamos esto”. Por eso, nada fue espontáneo ni casual.
–Y entre los cerebros estuvo el mismo José Alfredo Martínez de Hoz.
–No tengo dudas.
Martínez de Hoz era el ministro de Economía del dictador Jorge Rafael Videla, el hombre que había pactado el silenciamiento del genocidio con los diarios a cambio de Papel Prensa.
En su propio relato, Isidoro reconoció que, tras la muerte de su hermano, fue Jorge Rubinstein, el abogado de la familia y hombre de “máxima confianza de David”, quien quedó “al frente de todos los negocios en Buenos Aires”.
El marginamiento en las decisiones y el rol cada vez más importante de Rubinstein, sumado a su habitual destrato, terminaron por alejar a Isidoro de todos los negocios. La separación fue sellada con un acuerdo económico. Por eso, Isidoro no tenía a su nombre ninguna acción de Papel Prensa. Por eso ni su nombre ni su firma fueron necesarios en el posterior traspaso. Ni quedaron rubricados en los documentos de la venta. Sólo participó en calidad de acompañante. En cambio, sí aparecen en los documentos las firmas de sus padres, Juan y Eva, y de su cuñada Lidia Papaleo, representante de los intereses de su hija María Sol. Isidoro explicó que la reunión, a la que terminaron cediendo por las presiones y el trato vejatorio desde los diarios interesados, se hizo en las oficinas del diario La Nación. Las mismas en las que Lidia asegura que Héctor Magnetto le dijo: “Firme o le costará la vida de su hija y la suya.” Estaban separados, según el testimonio de Lidia: “los padres de David por un lado, Isidoro con (Benito) Campos Carlés y yo con (Héctor) Magnetto”. De modo que difícilmente Isidoro haya podido ver y oír todo.
A pesar de que en la carta personal a su sobrina, Isidoro Graiver asegura que no le “consta que los diarios hayan actuado de acuerdo con las autoridades militares de ese momento para la compra de la compañía”, en sede judicial, donde nos dijo que fuéramos a buscar su testimonio (cosa que hicimos), dejó asentado lo contrario. Ante el fiscal Ricardo Molinas, el 6 de noviembre de 1985, declaró: “En el mes de octubre de 1976, el doctor Miguel de Anchorena, en ese entonces apoderado de la sucesión de Graiver, se puso en contacto con su cuñada (Lidia) para informarle que había recibido una información de Francisco Manrique cuyo contenido era, sintéticamente, que el gobierno nacional vería con agrado la desaparición del conjunto empresario Graiver como tal, para lo cual sería necesario la venta de los paquetes accionarios de Papel Prensa, estimando que los compradores lógicos eran los diarios Nación, Clarín y Razón.” El gobierno nacional, vale aclararlo, eran Videla y Martínez de Hoz. Y los beneficiarios, los que dijo Isidoro en sede judicial, no ante un escribano: Magnetto, Mitre y Herrera de Noble.
“El precio que recibimos fue el mejor que pudimos obtener”, afirmó Isidoro en la insólita solicitada publicada ayer por Clarín y La Nación. A nosotros nos dijo otra cosa. Hacemos una cita textual, nuevamente: “La presión era permanentemente. Los aprietes eran permanentes”. También en sede judicial, en plena democracia, Isidoro aseguró que en una reunión a la que lo convocó Guillermo Gainza Paz, del diario La Prensa, le hicieron “una oferta que consideraba totalmente inadecuada, quedando así suspendidas las tratativas. La situación quedó así hasta el día anterior al previsto para la asamblea en la cual debía autorizarse la transferencia de los paquetes accionarios comprados por el Grupo Graiver a los originales dueños, ante la certeza que esa transferencia no iba a ser autorizada (dado que el señor Manrique en el ínterin había ratificado lo adelantado por Anchorena) y se produciría el grave riesgo de no obtener el reintegro del precio abonado, más los intereses y lo invertido, ese día al efectuarse la asamblea en horas del mediodía tomó contacto el doctor Anchorena para decirles que los tres diarios mencionados proponían una reunión urgente con el propósito de hacer una oferta para la compra de las acciones”.
Los habían acorralado. Los diarios Clarín, La Nación y La Razón operaron con información confidencial, sabiendo que ese día la Junta Militar no le aprobaría la compra al Grupo Graiver y, por ende, lo descapitalizaría. “No tuvimos una oferta mejor que la aceptada por lo exiguo del tiempo de acuerdo”, aseguró Isidoro ante una autoridad judicial de la democracia. No les dejaron tiempo. “Nosotros perdíamos como mínimo los derechos políticos sobre las acciones, es decir, todo, y con el riesgo de tener que devolver las acciones, es decir una cosa asquerosa. Nos humillaron”, le aseguró a Tiempo.
“Ustedes tienen los medios para hacerlo –nos dijo–. Si buscan archivos, los antecedentes previos a la operación, a mediados de octubre más o menos, en los diarios Clarín, La Nación y La Razón van a ver una historia muy sugerente. Todos los días sacaban primeras planas o primeras páginas con noticias del Grupo Graiver, desaparecido, tonterías, y de repente durante 48 horas no publicaron una sola línea. Fue la previa de la reunión.”
Buscamos las notas, como nos pidió. Tenía razón. Clarín calificaba de “actividades ilegales” las realizadas por el Grupo Graiver. Y llegó a dedicarle una editorial en la que le clamaron a la Junta Militar “una investigación necesaria” sobre los Graiver, porque “el prestigio de La Nación quedaría inadmisiblemente afectado si aquí no se promueven medidas”, les advirtieron. Como es de público conocimiento, la Junta cumplió.
Esta es la cronología “de la humillación” de la que habló Isidoro. Mientras recibían los llamados presionándolos para vender, La Nación publicó sobre Graiver, el 11 de octubre de 1976, que estaba supuestamente “implicado en la quiebra fraudulenta de dos bancos (…) por 150 millones de dólares”. Cuatro días después desplegó una publicidad a página completa de la revista Somos, con el título: “El caso Graiver”, en el que los habían escudriñado y hasta se preguntaban: “¿Está muerto… o no?” Ese mismo día, Clarín publicó que el grupo Graiver “involucra en un delicado problema a varios bancos de Buenos Aires”. Los acusaban con “informaciones extraoficiales” de usar uno de sus bancos “para exportar capitales de la Argentina”, de hacer “actividades ilegales”, “demostrándose que habían presentado sucesivos balances falsos que lucían una irreal prosperidad”. Para terminar ese artículo, que no estaba firmado por ningún periodista, aseguraban: “no se explican (…) cómo Graiver pudo haber gozado de impunidad”.
Nueve días después, ya en medio de las negociaciones, para La Nación no eran supuestos. Al referirse a David decían: “el millonario argentino al que se involucra en un gigantesco fraude”. El 22 de octubre, el tema llegó al ya mencionado editorial principal de Clarín. Primero destacaron que “el clima reinante antes del 24 de marzo (del golpe) era de corrupción administrativa del régimen”, y luego de describir las operatorias ilegales que le atribuían al grupo aseguraron: “(se) hace necesaria una más prolija investigación”. El 28 de octubre, después de detallar las “responsabilidad de Gelbard”, sostuvieron que el ex ministro de Economía de Perón, José Ber Gelbard, “fue sancionado, privándosele de sus derechos políticos y de su ciudadanía argentina”, se encargaron del Grupo Graiver: “con notoria vinculación con Gelbard, que le valió todo tipo de ventajas y privilegios y cuyos manejos financieros han culminado con un escándalo de proporciones internacionales”. Con ese grupo, Clarín, La Nación y La Razón se sentaron “a negociar”. No fue una venta libre. Fue un apriete. Las pruebas están a la vista. No lo decimos nosotros: lo afirmó Isidoro Graiver, que ahora intenta desmentir a su hermana. Cuanto más atacaban y satanizaban al Grupo Graiver, más rápido lo obligaban a desprenderse de las acciones. Fue en ese clima de “libertad”, cuando el terrorismo de Estado devoraba a una persona cada media hora, en medio de esa campaña psicológica, que los tres diarios en alianza con las tres armas concretaron la operación de traspaso. Es decir, consumaron su despojo.
“A todas luces era un afano, lisa y llanamente, un afano. El precio tuvo claramente poca vinculación con el valor real”, le aseguró Isidoro a este diario en junio. Y quedó registrado de este modo. Una vez más, la cita es textual:
–¿Usaban los diarios para extorsionarlos y quedarse con el gran negocio? Mitre, Herrera de Noble y Peralta Ramos publicaban a propósito.
–Yo creo que era una concurrencia. Los diarios usaban eso para meter presión. Tanto a nosotros como al gobierno.
“Cuando estábamos secuestrados, la venta de Papel Prensa ya estaba concluida”, sostiene Isidoro Graiver en la solicitada que se publicó ayer. A decir verdad, las acciones vendidas por los padres de David, (Juan y Eva) y Lidia Papaleo tenían que ser aprobadas por el juez que llevaba adelante la sucesión. En otras palabras: todos estaban secuestrados cuando el juez aún no había aprobado la operación. De hecho, nunca lo hizo.
Por otra parte, el otro paquete accionario que todos reconocen, incluido Isidoro, que estaba a nombre de Rafael Ianover, el testaferro de los Graiver, también debió integrar el acervo sucesorio. Pero esto no pasó. Los tres diarios le compraron las acciones a Ianover sin decirle cuánto le pagaban. Le dijeron que si firmaba no le iba a pasar nada, es decir que no lo secuestrarían: sabían que no eran de él, sino de David Graiver. Lo secuestraron igual.
Toda esta historia huele mal. Hay sangre, hay torturas y hay mucho dinero en juego.
Este verdadero drama que tiene tres décadas y media de existencia continúa dando coletazos.
Lo resuelve la justicia de la democracia. O los diarios Clarín y La Nación que, hoy como ayer, mienten desde sus tapas y usan de manera siniestra, en su beneficio, un conflicto familiar.
Quizás el cambio de opinión de Isidoro Graiver se justifique en una frase que nos quedó grabada, a modo de despedida en aquel encuentro de junio, que hoy revelamos: “Me importa un carajo lo que piensen o dejen de pensar. Porque siempre tiene razón el que gana.”
Ojalá, esta vez, gane la verdad.
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Papel Prensa: "La Verdad" de Clarín y La Nación
El primer documento emitido por los accionistas privados comienza: "El ex Presidente Néstor Kirchner está desarrollando un plan para controlar y dominar a los medios que no le son afines. Esta política se acentuó luego de la derrota del Gobierno en las elecciones legislativas del año pasado, cuando Kirchner culpó del resultado electoral a la posición editorial de los medios".
PAPEL PRENSA DOCUMENTO 2010.pdf, PAPEL PRENSA DOCUMENTOS RESPALDATORIOS PARTE 1.pdf
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Documento Final
(Documento Final al 23-08-2010 hora 13)
Lidia Papaleo de Graiver
Rafael Ianover
José Pirillo
Victor Javkin
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Lidia Papaleo de Graiver
Rafael Ianover
José Pirillo
Victor Javkin
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informe papel prensa
Papel Prensa: "La Verdad" de Clarín y La Nación
Clarín y La Nación dieron difusión a una serie de documentos por medio de los cuales buscan desmentir irregularidades en la compra de las acciones.
El primer documento emitido por los accionistas privados comienza: "El ex Presidente Néstor Kirchner está desarrollando un plan para controlar y dominar a los medios que no le son afines. Esta política se acentuó luego de la derrota del Gobierno en las elecciones legislativas del año pasado, cuando Kirchner culpó del resultado electoral a la posición editorial de los medios".
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PAPEL PRENSA LA VERDAD - DIA HISTORICO - Aug 25 INCLUYE SOLICITADA
ISIDORO
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LA CARTA
A raíz de las acusaciones de la Presidenta sobre las circunstancias en que los diarios La Nacion, Clarín y La Razón compraron a la familia Graiver sus acciones en Papel Prensa, Isidoro Graiver, hermano de David Graiver y negociador de la transacción, brindó en julio pasado ante escribano público un testimonio que refuta el relato del Gobierno. Declara allí que (tal como Lidia Papaleo expuso ante el fiscal Ricardo Molinas en democracia) él condujo la operación, que ésta se hizo cuando todos estaban en libertad, que no fueron presionados, que la venta fue muy beneficiosa y que los diarios compradores, pagando el mejor precio posible, ayudaron a la familia a paliar su angustiante situación financiera. El siguiente es el texto de ese testimonio, dirigido a su sobrina María Sol Graiver
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Miércoles 25 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa
"Buenos Aires, 23 de julio de 2010. Querida María Sol: ante el requerimiento que te efectuaran los adquirentes de las acciones de Papel Prensa SA., te dejo este testimonio por escritura pública para que puedas utilizarlo y hacérselo llegar a los requirentes si así lo consideras conveniente. En virtud de ello y de que he sido testigo presencial de muchos de los hechos que rodearon esa venta, paso a relatar lo siguiente. Luego de la muerte de mi hermano David Graiver, ocurrida en un accidente aéreo en México en el mes de agosto de 1976, con un avión que había alquilado, empiezan una serie de complicaciones que ponen a la familia en una situación de mucha tristeza, congoja y también tensión.
"Por una parte, me entero de presiones telefónicas en México a la familia por parte de grupos autodenominados como Montoneros, que reclamaban dinero por unos US$ 17.000.000, hecho que pude conocer más tarde con más detalles por parte de Jorge Rubinstein, que era la persona que estaba al frente de todos los negocios en Buenos Aires, y de absoluta confianza de David. Al mismo tiempo, aparecen dificultades financieras que hacen caer al Banco Pour la Amerique du Sud (Bélgica) y el American Bank and Trust Bank (EE.UU.), ambos propiedad de la familia, con lo cual las presiones de los acreedores fueron constantes y crecientes.
"El total de la deuda del Grupo Graiver sumaba aproximadamente US$ 67.000.000 (sesenta y siete millones de dólares); yo llevaba personalmente la lista de acreedores. En este contexto, por la delicada situación, la familia retorna a la Argentina, en septiembre de 1976, para hacer frente a todas las dificultades y para solucionar todos los problemas posibles con el tiempo para poder cumplir. Yo residía en Nueva York y también volví. Se intenta negociar la venta de varias empresas del Grupo, así como la tenencia mayoritaria del diario La Opinión, el Banco de Hurlingham, el Banco Comercial del Plata y Papel Prensa, entre otros activos.
"Con respecto a Papel Prensa, el capital accionario estaba conformado de la siguiente manera: a) Rafael Ianover, 2.500.000 [dólares] en acciones Clase A; b) Galería da Vinci, un total de 2.699.700 en acciones Clase A; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C y 3.800.000 en acciones Clase E, que representaban sólo el 11% del capital.
"Existen constancias documentales de todo ello. Los dos primeros paquetes accionarios eran el total de las acciones Clase A, que daban el control de la conducción de la compañía. Pero teníamos en la familia cierta precariedad formal. Rafael Ianover era un gran amigo y hombre de confianza de David, era el testaferro de David, ejercía el cargo de vicepresidente de la compañía desde 1973 y siempre cumplió en reconocer que ese activo era de la familia. En cambio, las tenencias accionarias de Galería da Vinci estaban a nombre de Rey, Doretti y una empresa llamada ingeniería Tauro S.A, anteriores propietarios de la empresa, y no se había podido pasarlas formalmente a nombre de galería Da Vinci porque se necesitaba la aprobación formal de la operación por asamblea de accionistas con el 75% de los votos por ser las acciones Clase A controlantes.
"Aprovechándose de la situación de precariedad formal de las tenencias por Galería Da Vinci, el ingeniero Rey se retractó de una dación en pago con Galería Da Vinci que oficialmente no había aceptado e inmediatamente, el 18/10/76, ingresó en Papel Prensa la suma de $ 17.200.000 para la suscripción de acciones clase A, oponiéndose a que lo hiciera Galería da Vinci, que había participado de dichos fondos. Además, estaba convocada una asamblea de accionistas para el 31/11/76 y no estaba en condiciones el Grupo Graiver de regularizar la falta de formalidad de sus tenencias accionarías. Con el escándalo financiero sobre los hombros, difícilmente el Estado nos convalidaría como accionistas y corríamos el riesgo de perder todos los aportes hechos en forma informal, con lo cual tuvimos la necesidad de vender acciones, y no había muchos candidatos. Rey, Doretti y Tauro estaban interesados para aprovechar esa situación y comenzaron a maniobrar para quedarse con Papel Prensa. Para ello, ofrecieron comprar con precios bajos y medios de pagos inciertos y por otro lado presionaron con la asamblea que estaba prevista para el 3 de noviembre de 1976, descontando que el Estado no aceptaría la incorporación de un grupo como el nuestro, que estaba prácticamente quebrado. Así, quedarían sin efecto las ventas aludidas y conforme al estatuto tendrían que devolver a los compradores originales el precio nominal, indudablemente inferior al real.
"En ese contexto de extrema dificultad toma contacto conmigo el Sr. Guillermo Gainza Paz, quien se presenta como representante de los diarios La Nación, Clarín y La Razón para la compra de las acciones de Papel Prensa. Junto con Anchorena, abogado de nuestra confianza, que además llevaba la sucesión de David, negociamos con los señores Campos Carlés, Bernardo Sofovich y Patricio Peralta Ramos, representantes de los diarios La Nación, Clarín, y la Razón. Me han causado sorpresa los dichos que se han hechos públicos de tu madre y Osvaldo Papaleo, ya que no se ajustan a la realidad de las afirmaciones que hacen, y tergiversan las fechas y los acontecimientos sucedidos. Las negociaciones las llevé adelante yo personalmente con el asesoramiento de nuestro staff jurídico-contable. La venta de las acciones la cerramos el 2 de noviembre de 1976. Para la firma de los contratos concurrimos a las oficinas del diario La Nación en la calle Florida y Corrientes. Luego de cerrada la operación para la firma de los contratos, que fueron tres, concurrí personalmente con el Dr. Reynoso, el Dr. Abain, el contador Bogan, el Dr. Miguel Anchorena, Lidia Papaleo de Graiver, mis padres y Rafael Ianover y su esposa.
Los contratos
"El escribano actuante fue el Dr. Emilio José Poggi. Los contratos que se firmaron fueron: a) Rafael Ianover: 2.500.000, acciones Clase A a US$ 3.572.000; b) Galería Da Vinci, 2.699.700, acciones Clase A a US$ 3.725.000; total de acciones Clase A, US$ 7.304.000; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C, 3.800.000 y acciones Clase E, US$ 996.000. El total de los tres contratos: US$ 8.300.000.
"Los contratos de Galería Da Vinci y de Rafael Ianover fueron definitivos e irrevocables (no fueron ni boleto ni una carta de intención), y requirieron además aprobación por Asamblea de Accionistas que terminó realizándose el 18/01/77, aprobando la transferencia.
"En cambio, el contrato de las acciones minoritarias clase C y E de la sucesión estaba supeditado a la aprobación por el juzgado a cargo de la sucesión porque vos eras menor de edad. Esta operación nunca se concretó. Como te dije, la operación se realizó el 2/11/76 y hubo una importante difusión en los diarios de todo el país. Igualmente, las dificultades seguían. En esos días, tu madre recibió en las oficinas de la calle Suipacha la visita de un tal doctor Paz, que entró en la oficina y se identificó como montonero y le mostró una pastilla de color rojo y le dijo que iba a hacerle ingerir la pastilla para matarla, igual que a toda la familia, sino le pagan la deuda. Lidia le dice no contar con el dinero y entonces el llamado Dr. Paz exige le una reunión con Juan Graiver ?mi padre? y conmigo.
La operación se realizó el 2/11/76 y hubo una importante difusión en los diarios de todo el país
Presión de Montoneros
"Este Dr. Paz era la persona que venía a cobrar mensualmente a las oficinas de Suipacha los intereses del dinero que en su momento David había recibido de Montoneros, según me enteré más tarde. Esa reunión se realizó un domingo de fines de diciembre de 1976 en el domicilio de Lidia Catalina Gesualdi de Angarola, secretaria de la firma, con la presencia de tu madre y mía por un lado, y dos integrantes de Montoneros, uno de ellos el llamado Dr. Paz. A partir de la muerte de tu padre, todos los integrantes de la familia estábamos muy presionados, no sólo por los apremios de índole económico, sino por que temíamos por nuestras vidas a partir de la presencia de los Montoneros, quienes nos amenazaban de muerte si no devolvíamos el dinero que le habían entregado a David. Recuerdo que Rubinstein quería pagarle a Montoneros, no así Lidia y yo, quienes queríamos privilegiar en el cobro al resto de los acreedores por encima de Montoneros. Incluso en los meses de enero y febrero de 1977 toda la familia y los integrantes del Grupo seguían con esa presión, hasta mediados de marzo de 1977, en que fuimos secuestrados por la dictadura militar pasando a partir de ello a padecer otro tipo de penurias, no menos graves que aquellas.
"Concretamente, y con respecto a la venta de las acciones de Papel Prensa, corresponde dejar en claro lo siguiente: la misma se realizó el 2/11/76 en forma definitiva e irrevocable a favor de la firma Fapel S.A., de la que eran accionistas los diarios antes mencionados por las acciones Clase A que daban el control de la compañía.
"El mejor precio"
"El precio que recibimos fue el mejor que pudimos obtener. Recuerdo que una nota del diario La Opinión, de Jacobo Timerman, destacó la conveniencia del precio que obtuvimos. La familia gozaba para esa fecha de total libertad para realizar la operación. Sí existían los apremios económicos y financieros a que he hecho referencia, como así también las amenazas que recibimos de los montoneros. Se percibieron los importes del caso en ese momento, y en los meses siguientes se cobraron las cuotas pactadas.
"Los adquirentes nos pagaron un saldo mediante consignación judicial, y este dinero nos los apropió la dictadura. Cuando la familia e integrantes del Grupo fuimos secuestrados y detenidos, algunos desde marzo de 1977 y otros a principios de abril de 1977, la operación de Papel Prensa ya estaba concluida. Nunca conocí y por lo tanto no comprendo los dichos de tu madre que se han hecho públicos cuando dice que mantuvo reuniones por la venta de Papel Prensa mientras estaba secuestrada. Te repito que para cuando estábamos secuestrados, la venta de Papel Prensa ya estaba concluida. Respecto de la operación de la Sucesión Graiver por las acciones minoritarias Clase C y E (que también se concretó en noviembre de 1976), el juez de la sucesión nunca se expidió sobre la venta y los diarios desistieron de esa operación en diciembre de 1977, según consta en la documentación de la sucesión. Es decir, esas acciones nunca pasaron a manos de los adquirentes, sino que fueron ilegítimamente apropiadas por el Estado a través de la CO.NA.RE.PA. Mucho de lo relatado aquí lo he relatado en su momento y otros integrantes de la familia también lo han hecho ante los Tribunales, aun en tiempos de democracia. Por último, en diciembre de 1985, durante el gobierno de Alfonsín, la familia fue resarcida por el gobierno; y en lo referente a Papel Prensa, se cobró el valor de esos bienes. Por Rafael Ianover, por acciones Papel Prensa A, 1.861.474. Por intereses de 9 años A, 949.352. A 2.810.826. Que equivalían a US$ 3.088.000, al tipo de cambio de diciembre de 1985. Igual cálculo corresponde por las acciones de la Sucesión Graiver: capital A, 988.181. Intereses A, 503.972. A 1.492.153. Equivalente a US$ 1.639.729.
La buena fe de los diarios
"Estas acciones no pasaron a los diarios, sino que quedaron para el Estado. Por Galería Da Vinci se recibió: capital A, 2.623.959. Intereses A, 1.338.219: A 3962.178. Esto sin el inmueble que tenía y otros activos, además de los de Papel Prensa, que equivalían a US$ 4.354.000. El precio reconocido por el Estado y de común acuerdo con la familia fue similar al pagado por los diarios. En resumen: los diarios adquirentes fueron en esta triste historia terceros de buena fe que ?en su medida? nos ayudaron a paliar en parte la situación de angustia económica por la que atravesábamos. No me consta que los diarios hayan actuado de acuerdo con las autoridades militares de ese momento para la compra de la compañía; más aún, creo que, por el contrario, los diarios tuvieron problemas con la intervención de la empresa.
"El requirente me solicita que expida testimonio de la presente y haga entrega de la misma a la señorita María Sol Graiver. Considero legítimo el interés del compareciente. Leo al requirente, quien en prueba de conformidad firma ante mí, doy fe".
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1297876
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OSVALDO PAPALEO
http://www.youtube.com/watch?v=uSvfXe-hzAA
http://www.youtube.com/watch?v=RfIRjtcp_3c
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A Ricardo Alfonsin y la UCR
http://www.informereservado.net/noticia.php?noticia=29098
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Disidencias entre el dictamen del ex funcionario y un comunicado de su hijo
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Jueves 26 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa
Fernando Molinas, hijo del ex fiscal de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas, emitió ayer un comunicado en el que afirma que su padre, en la investigación relativa a las circunstancias que rodearon la venta de las acciones de Papel Prensa, formuló diversas denuncias penales y solicitó la nulidad de la adjudicación recaída en los diarios. Sin embargo, el dictamen del ex fiscal Molinas indica lo contrario.
De la transcripción que hace el hijo del ex funcionario, así como de la lectura completa del extenso dictamen elaborado por su padre, surge claro que Ricardo Molinas no efectuó imputación alguna a los diarios compradores de las acciones ni solicitó la nulidad de la compra de las acciones por parte de los diarios.
Respecto de los tres diarios, el ex fiscal de Investigaciones Administrativas afirmó en su dictamen que "no existe prueba alguna contra ellos que permita formularles un cargo concreto, apareciendo, prima facie, como terceros de buena fe, y consolidados luego de muchos años al frente de la compañía".
Tal conclusión, que consta expresamente en el dictamen del ex fiscal, fue omitida por Fernando Molinas en su comunicado a los medios.
El informe
En su nota, Fernando Molinas menciona conclusiones del informe de su padre, que incluyen cuestionamientos al ex presidente de facto Alejandro Lanusse, a David Graiver y al grupo Graiver, a la agrupación Montoneros; a los dictadores Jorge Rafael Videla, Eduardo Massera y Orlando Agosti, y al ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, en su relación con Papel Prensa.
En esas conclusiones también se cuestionó al gobierno de Raúl Alfonsín por no haber tenido en cuenta, al establecer la indemnización a los Graiver, que "la organización Montoneros, a la sazón declarada ilegal, había entregado (a David Graiver) más de diez millones de dólares" provenientes del secuestro de los Born, y que se exponía al "fisco a la posibilidad de pagar dos veces dicha suma si posteriormente se la reclamase", refiriéndose a potenciales demandas de esas víctimas de Montoneros.
Respecto de los Graiver, el fiscal en su dictamen consideró que "la participación del Grupo Graiver en Papel Prensa implicó un grave perjuicio para la empresa, en especial en la época de la muerte o desaparición de David Graiver y luego de la quiebra del grupo iniciada con los bancos que poseía en el extranjero, la cual trajo aparejada una aguda insolvencia".
La investigación del fiscal Molinas fue producto de una denuncia del entonces diputado peronista Norberto Imbelloni y abarcó toda la historia de la empresa.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1298213
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jueves, 26 de agosto de 2010
El fallecido fiscal Ricardo Molinas, que durante la gestión de Raúl Alfonsín investigó la transferencia del paquete accionario de la empresa Papel Prensa a sus actuales socios privados, pidió en su momento la anulación de esa operación y realizó las correspondientes denuncias penales, aseguró su hijo y entonces secretario, Fernando Molinas.
Así, salió al cruce de un comunicado de los diarios Clarín y La Nación según el cual la venta de acciones de la familia Graiver a los nuevos socios “fue investigada ya en democracia por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró irregularidades”. Según Molinas hijo, “tal afirmación no es cierta”, ya que su padre “formuló diversas denuncias penales y solicitó la nulidad de la adjudicación recaída en los diarios”, motivo por el cual decidió radicar una causa en el Juzgado Federal 3 de la Capital Federal.
En un comunicado, Molinas hijo transcribió textualmente las conclusiones del dictamen emitido por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas en 1984, tras analizar las denuncias de “presuntas irregularidades en la transferencia de las acciones de Papel Prensa”, hechas por el entonces diputado Norberto Imbelloni. En el cuarto punto de aquel dictamen, el fiscal Molinas consideró que los miembros de la Junta Militar habían cometido el “delito de encubrimiento” al autorizar la venta de Graiver a Clarín, La Nación y La Razón a fines de 1976. Esa autorización, resaltó, se consumó “apenas un mes antes de la detención, desaparición e interdicción” de los Graiver, “ocultando todo lo referente a dicha vinculación hasta que la transacción quedó concretada”.
Molinas hijo también contrastó la actitud de su padre luego de que la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo decretara en agosto de 1984 el cese de la interdicción de bienes de los Graiver, “retrotrayendo las cosas al estado en que se encontraban con anterioridad al desapoderamiento” que ejerció la Junta Militar. “Como consecuencia de ello –concluyó–, en el mismo expediente se remitió copia del dictamen al presidente de la República a fin de que se adoptasen los recaudos pertinentes para lograr la nulidad de los convenios, en lo relativo a Papel Prensa S.A.”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/152032-48845-2010-08-26.html
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LECTURAS
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PAPEL PRENSA LA VERDAD - DIA HISTORICO - Aug 25 INCLUYE SOLICITADA
ISIDORO
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LA CARTA
Isidoro Graiver refuta a la Presidenta
A raíz de las acusaciones de la Presidenta sobre las circunstancias en que los diarios La Nacion, Clarín y La Razón compraron a la familia Graiver sus acciones en Papel Prensa, Isidoro Graiver, hermano de David Graiver y negociador de la transacción, brindó en julio pasado ante escribano público un testimonio que refuta el relato del Gobierno. Declara allí que (tal como Lidia Papaleo expuso ante el fiscal Ricardo Molinas en democracia) él condujo la operación, que ésta se hizo cuando todos estaban en libertad, que no fueron presionados, que la venta fue muy beneficiosa y que los diarios compradores, pagando el mejor precio posible, ayudaron a la familia a paliar su angustiante situación financiera. El siguiente es el texto de ese testimonio, dirigido a su sobrina María Sol Graiver
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Miércoles 25 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa
"Buenos Aires, 23 de julio de 2010. Querida María Sol: ante el requerimiento que te efectuaran los adquirentes de las acciones de Papel Prensa SA., te dejo este testimonio por escritura pública para que puedas utilizarlo y hacérselo llegar a los requirentes si así lo consideras conveniente. En virtud de ello y de que he sido testigo presencial de muchos de los hechos que rodearon esa venta, paso a relatar lo siguiente. Luego de la muerte de mi hermano David Graiver, ocurrida en un accidente aéreo en México en el mes de agosto de 1976, con un avión que había alquilado, empiezan una serie de complicaciones que ponen a la familia en una situación de mucha tristeza, congoja y también tensión.
"Por una parte, me entero de presiones telefónicas en México a la familia por parte de grupos autodenominados como Montoneros, que reclamaban dinero por unos US$ 17.000.000, hecho que pude conocer más tarde con más detalles por parte de Jorge Rubinstein, que era la persona que estaba al frente de todos los negocios en Buenos Aires, y de absoluta confianza de David. Al mismo tiempo, aparecen dificultades financieras que hacen caer al Banco Pour la Amerique du Sud (Bélgica) y el American Bank and Trust Bank (EE.UU.), ambos propiedad de la familia, con lo cual las presiones de los acreedores fueron constantes y crecientes.
"El total de la deuda del Grupo Graiver sumaba aproximadamente US$ 67.000.000 (sesenta y siete millones de dólares); yo llevaba personalmente la lista de acreedores. En este contexto, por la delicada situación, la familia retorna a la Argentina, en septiembre de 1976, para hacer frente a todas las dificultades y para solucionar todos los problemas posibles con el tiempo para poder cumplir. Yo residía en Nueva York y también volví. Se intenta negociar la venta de varias empresas del Grupo, así como la tenencia mayoritaria del diario La Opinión, el Banco de Hurlingham, el Banco Comercial del Plata y Papel Prensa, entre otros activos.
"Con respecto a Papel Prensa, el capital accionario estaba conformado de la siguiente manera: a) Rafael Ianover, 2.500.000 [dólares] en acciones Clase A; b) Galería da Vinci, un total de 2.699.700 en acciones Clase A; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C y 3.800.000 en acciones Clase E, que representaban sólo el 11% del capital.
"Existen constancias documentales de todo ello. Los dos primeros paquetes accionarios eran el total de las acciones Clase A, que daban el control de la conducción de la compañía. Pero teníamos en la familia cierta precariedad formal. Rafael Ianover era un gran amigo y hombre de confianza de David, era el testaferro de David, ejercía el cargo de vicepresidente de la compañía desde 1973 y siempre cumplió en reconocer que ese activo era de la familia. En cambio, las tenencias accionarias de Galería da Vinci estaban a nombre de Rey, Doretti y una empresa llamada ingeniería Tauro S.A, anteriores propietarios de la empresa, y no se había podido pasarlas formalmente a nombre de galería Da Vinci porque se necesitaba la aprobación formal de la operación por asamblea de accionistas con el 75% de los votos por ser las acciones Clase A controlantes.
"Aprovechándose de la situación de precariedad formal de las tenencias por Galería Da Vinci, el ingeniero Rey se retractó de una dación en pago con Galería Da Vinci que oficialmente no había aceptado e inmediatamente, el 18/10/76, ingresó en Papel Prensa la suma de $ 17.200.000 para la suscripción de acciones clase A, oponiéndose a que lo hiciera Galería da Vinci, que había participado de dichos fondos. Además, estaba convocada una asamblea de accionistas para el 31/11/76 y no estaba en condiciones el Grupo Graiver de regularizar la falta de formalidad de sus tenencias accionarías. Con el escándalo financiero sobre los hombros, difícilmente el Estado nos convalidaría como accionistas y corríamos el riesgo de perder todos los aportes hechos en forma informal, con lo cual tuvimos la necesidad de vender acciones, y no había muchos candidatos. Rey, Doretti y Tauro estaban interesados para aprovechar esa situación y comenzaron a maniobrar para quedarse con Papel Prensa. Para ello, ofrecieron comprar con precios bajos y medios de pagos inciertos y por otro lado presionaron con la asamblea que estaba prevista para el 3 de noviembre de 1976, descontando que el Estado no aceptaría la incorporación de un grupo como el nuestro, que estaba prácticamente quebrado. Así, quedarían sin efecto las ventas aludidas y conforme al estatuto tendrían que devolver a los compradores originales el precio nominal, indudablemente inferior al real.
"En ese contexto de extrema dificultad toma contacto conmigo el Sr. Guillermo Gainza Paz, quien se presenta como representante de los diarios La Nación, Clarín y La Razón para la compra de las acciones de Papel Prensa. Junto con Anchorena, abogado de nuestra confianza, que además llevaba la sucesión de David, negociamos con los señores Campos Carlés, Bernardo Sofovich y Patricio Peralta Ramos, representantes de los diarios La Nación, Clarín, y la Razón. Me han causado sorpresa los dichos que se han hechos públicos de tu madre y Osvaldo Papaleo, ya que no se ajustan a la realidad de las afirmaciones que hacen, y tergiversan las fechas y los acontecimientos sucedidos. Las negociaciones las llevé adelante yo personalmente con el asesoramiento de nuestro staff jurídico-contable. La venta de las acciones la cerramos el 2 de noviembre de 1976. Para la firma de los contratos concurrimos a las oficinas del diario La Nación en la calle Florida y Corrientes. Luego de cerrada la operación para la firma de los contratos, que fueron tres, concurrí personalmente con el Dr. Reynoso, el Dr. Abain, el contador Bogan, el Dr. Miguel Anchorena, Lidia Papaleo de Graiver, mis padres y Rafael Ianover y su esposa.
Los contratos
"El escribano actuante fue el Dr. Emilio José Poggi. Los contratos que se firmaron fueron: a) Rafael Ianover: 2.500.000, acciones Clase A a US$ 3.572.000; b) Galería Da Vinci, 2.699.700, acciones Clase A a US$ 3.725.000; total de acciones Clase A, US$ 7.304.000; c) Sucesión Graiver, 985.000 en acciones Clase C, 3.800.000 y acciones Clase E, US$ 996.000. El total de los tres contratos: US$ 8.300.000.
"Los contratos de Galería Da Vinci y de Rafael Ianover fueron definitivos e irrevocables (no fueron ni boleto ni una carta de intención), y requirieron además aprobación por Asamblea de Accionistas que terminó realizándose el 18/01/77, aprobando la transferencia.
"En cambio, el contrato de las acciones minoritarias clase C y E de la sucesión estaba supeditado a la aprobación por el juzgado a cargo de la sucesión porque vos eras menor de edad. Esta operación nunca se concretó. Como te dije, la operación se realizó el 2/11/76 y hubo una importante difusión en los diarios de todo el país. Igualmente, las dificultades seguían. En esos días, tu madre recibió en las oficinas de la calle Suipacha la visita de un tal doctor Paz, que entró en la oficina y se identificó como montonero y le mostró una pastilla de color rojo y le dijo que iba a hacerle ingerir la pastilla para matarla, igual que a toda la familia, sino le pagan la deuda. Lidia le dice no contar con el dinero y entonces el llamado Dr. Paz exige le una reunión con Juan Graiver ?mi padre? y conmigo.
La operación se realizó el 2/11/76 y hubo una importante difusión en los diarios de todo el país
Presión de Montoneros
"Este Dr. Paz era la persona que venía a cobrar mensualmente a las oficinas de Suipacha los intereses del dinero que en su momento David había recibido de Montoneros, según me enteré más tarde. Esa reunión se realizó un domingo de fines de diciembre de 1976 en el domicilio de Lidia Catalina Gesualdi de Angarola, secretaria de la firma, con la presencia de tu madre y mía por un lado, y dos integrantes de Montoneros, uno de ellos el llamado Dr. Paz. A partir de la muerte de tu padre, todos los integrantes de la familia estábamos muy presionados, no sólo por los apremios de índole económico, sino por que temíamos por nuestras vidas a partir de la presencia de los Montoneros, quienes nos amenazaban de muerte si no devolvíamos el dinero que le habían entregado a David. Recuerdo que Rubinstein quería pagarle a Montoneros, no así Lidia y yo, quienes queríamos privilegiar en el cobro al resto de los acreedores por encima de Montoneros. Incluso en los meses de enero y febrero de 1977 toda la familia y los integrantes del Grupo seguían con esa presión, hasta mediados de marzo de 1977, en que fuimos secuestrados por la dictadura militar pasando a partir de ello a padecer otro tipo de penurias, no menos graves que aquellas.
"Concretamente, y con respecto a la venta de las acciones de Papel Prensa, corresponde dejar en claro lo siguiente: la misma se realizó el 2/11/76 en forma definitiva e irrevocable a favor de la firma Fapel S.A., de la que eran accionistas los diarios antes mencionados por las acciones Clase A que daban el control de la compañía.
"El mejor precio"
"El precio que recibimos fue el mejor que pudimos obtener. Recuerdo que una nota del diario La Opinión, de Jacobo Timerman, destacó la conveniencia del precio que obtuvimos. La familia gozaba para esa fecha de total libertad para realizar la operación. Sí existían los apremios económicos y financieros a que he hecho referencia, como así también las amenazas que recibimos de los montoneros. Se percibieron los importes del caso en ese momento, y en los meses siguientes se cobraron las cuotas pactadas.
"Los adquirentes nos pagaron un saldo mediante consignación judicial, y este dinero nos los apropió la dictadura. Cuando la familia e integrantes del Grupo fuimos secuestrados y detenidos, algunos desde marzo de 1977 y otros a principios de abril de 1977, la operación de Papel Prensa ya estaba concluida. Nunca conocí y por lo tanto no comprendo los dichos de tu madre que se han hecho públicos cuando dice que mantuvo reuniones por la venta de Papel Prensa mientras estaba secuestrada. Te repito que para cuando estábamos secuestrados, la venta de Papel Prensa ya estaba concluida. Respecto de la operación de la Sucesión Graiver por las acciones minoritarias Clase C y E (que también se concretó en noviembre de 1976), el juez de la sucesión nunca se expidió sobre la venta y los diarios desistieron de esa operación en diciembre de 1977, según consta en la documentación de la sucesión. Es decir, esas acciones nunca pasaron a manos de los adquirentes, sino que fueron ilegítimamente apropiadas por el Estado a través de la CO.NA.RE.PA. Mucho de lo relatado aquí lo he relatado en su momento y otros integrantes de la familia también lo han hecho ante los Tribunales, aun en tiempos de democracia. Por último, en diciembre de 1985, durante el gobierno de Alfonsín, la familia fue resarcida por el gobierno; y en lo referente a Papel Prensa, se cobró el valor de esos bienes. Por Rafael Ianover, por acciones Papel Prensa A, 1.861.474. Por intereses de 9 años A, 949.352. A 2.810.826. Que equivalían a US$ 3.088.000, al tipo de cambio de diciembre de 1985. Igual cálculo corresponde por las acciones de la Sucesión Graiver: capital A, 988.181. Intereses A, 503.972. A 1.492.153. Equivalente a US$ 1.639.729.
La buena fe de los diarios
"Estas acciones no pasaron a los diarios, sino que quedaron para el Estado. Por Galería Da Vinci se recibió: capital A, 2.623.959. Intereses A, 1.338.219: A 3962.178. Esto sin el inmueble que tenía y otros activos, además de los de Papel Prensa, que equivalían a US$ 4.354.000. El precio reconocido por el Estado y de común acuerdo con la familia fue similar al pagado por los diarios. En resumen: los diarios adquirentes fueron en esta triste historia terceros de buena fe que ?en su medida? nos ayudaron a paliar en parte la situación de angustia económica por la que atravesábamos. No me consta que los diarios hayan actuado de acuerdo con las autoridades militares de ese momento para la compra de la compañía; más aún, creo que, por el contrario, los diarios tuvieron problemas con la intervención de la empresa.
"El requirente me solicita que expida testimonio de la presente y haga entrega de la misma a la señorita María Sol Graiver. Considero legítimo el interés del compareciente. Leo al requirente, quien en prueba de conformidad firma ante mí, doy fe".
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1297876
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OSVALDO PAPALEO
http://www.youtube.com/watch?v=uSvfXe-hzAA
http://www.youtube.com/watch?v=RfIRjtcp_3c
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A Ricardo Alfonsin y la UCR
Noticia
Pregunta para Ricardo Alfonsín y la UCR: ¿Qué hicieron con el informe del fallecido fiscal Ricardo Molinas?
Pregunta para Ricardo Alfonsín y la UCR: ¿Qué hicieron con el informe del fallecido fiscal Ricardo Molinas?El fiscal Molinas pidió anular la transferencia, recordó su hijo
El fallecido fiscal Ricardo Molinas, que durante la gestión de Raúl Alfonsín investigó la transferencia del paquete accionario de la empresa Papel Prensa a sus actuales socios privados, pidió formalmente la anulación de esa operación y realizó las correspondientes denuncias penales, recordó hoy su hijo y entonces secretario, Fernando Molinas.
Molinas hijo salió así al cruce de un comunicado de Clarín y La Nación según el cual la venta de acciones de la familia Graiver y testaferros a los nuevos socios "fue investigada ya en democracia por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró irregularidades".
"Tal afirmación no es cierta", dijo el hijo del entonces fiscal para recordar que su padre "formuló diversas denuncias penales y solicitó la nulidad de la adjudicación recaída en los diarios", y así se lo manifestó formalmente al presidente Alfonsín, además de radicar una causa en el juzgado federal 3 de la Capital Federal.
En un comunicado, Molinas hijo transcribió textualmente las conclusiones del dictamen emitido por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas en 1984 tras analizar las denuncias de "presuntas irregularidades en la transferencia de las acciones de Papel Prensa" hechas por el entonces diputado Norberto Imbelloni.
En el cuarto punto de aquel dictamen, el fiscal Molinas consideró que los miembros de la Junta Militar habían cometido el "delito de encubrimiento" al autorizar la venta de Graiver a Clarín, La Nación y La Razón a fines de 1976 "a pesar de conocer y estar investigando, según sus propios dichos, aquella vinculación entre Graiver y Montoneros", que le habían aportado 10 millones de dólares producto del secuestro de los Born.
Esa autorización, resaltó Ricardo Molinas, se consumó "apenas un mes antes de la detención, desaparición e interdicción de aquellos (los Graiver).., ocultando todo lo referente a dicha vinculación hasta que la transacción quedó concretada".
Otras irregularidades detectadas por Molinas refieren a la actitud de "los representantes estatales en la empresa, el Directorio del BANADE, el Secretario de Estado de Desarrollo Industrial, Raymundo Juan Pío Podestá, y del Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz".
Molinas hijo también contrastó la actitud de su padre luego de que la Cámara Nacional de Apelaciones en los Contencioso Administrativo decretara en agosto de 1984 el cese de la interdicción de bienes de los Graiver y su libre disposición "retrotrayendo las cosas al estado que se encontraban con anterioridad al desapoderamiento consumado mediante la aplicación de las llamadas Actas Institucionales y Ley 21.670, ordenando establecer de común acuerdo el valor de los bienes".
Invocando dar cumplimiento a esta sentencia judicial, se suscribieron, entre el Estado Nacional representado por el Procurador General del Tesoro, Héctor Fassi, y Juan Gravier, Eva G. de Graiver y Lidia Papaleo, esposa de David Graiver, por si y por su hija menor María Sol Graiver, cuatro convenios relativos a las distintas empresas del grupo, entre ellas la editorial Olta, editora de La Opinión.
En este grupo se incluyeron, en forma expresa, las acciones de Papel Prensa S.A. que habían sido vendidas a los diarios y que estaban en esa época a nombre de Rafael Ianover, testaferro de Graiver y a nombre de la sucesión.
Dichas acciones fueron tasadas de común acuerdo y pagadas por el Estado Nacional que aprobó los convenios por Decreto Nº 2530 de fecha 30 de diciembre de 1985, firmado por el presidente Alfonsín.
"Como consecuencia de ello, en el mismo expediente se ordenó un sumario administrativo para que se deslindaran las responsabilidades de los funcionarios actuantes y se remitió copia del dictamen al Presidente de la República a fin de que se adoptasen los recaudos pertinentes para lograr la nulidad de los convenios, en lo relativo a Papel Prensa S.A.", puntualizó Molinas hijo.
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LA NACION
Para el ex fiscal Molinas, los diarios "compraron de buena fe"
Disidencias entre el dictamen del ex funcionario y un comunicado de su hijo
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Jueves 26 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa
Fernando Molinas, hijo del ex fiscal de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas, emitió ayer un comunicado en el que afirma que su padre, en la investigación relativa a las circunstancias que rodearon la venta de las acciones de Papel Prensa, formuló diversas denuncias penales y solicitó la nulidad de la adjudicación recaída en los diarios. Sin embargo, el dictamen del ex fiscal Molinas indica lo contrario.
De la transcripción que hace el hijo del ex funcionario, así como de la lectura completa del extenso dictamen elaborado por su padre, surge claro que Ricardo Molinas no efectuó imputación alguna a los diarios compradores de las acciones ni solicitó la nulidad de la compra de las acciones por parte de los diarios.
Respecto de los tres diarios, el ex fiscal de Investigaciones Administrativas afirmó en su dictamen que "no existe prueba alguna contra ellos que permita formularles un cargo concreto, apareciendo, prima facie, como terceros de buena fe, y consolidados luego de muchos años al frente de la compañía".
Tal conclusión, que consta expresamente en el dictamen del ex fiscal, fue omitida por Fernando Molinas en su comunicado a los medios.
El informe
En su nota, Fernando Molinas menciona conclusiones del informe de su padre, que incluyen cuestionamientos al ex presidente de facto Alejandro Lanusse, a David Graiver y al grupo Graiver, a la agrupación Montoneros; a los dictadores Jorge Rafael Videla, Eduardo Massera y Orlando Agosti, y al ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, en su relación con Papel Prensa.
En esas conclusiones también se cuestionó al gobierno de Raúl Alfonsín por no haber tenido en cuenta, al establecer la indemnización a los Graiver, que "la organización Montoneros, a la sazón declarada ilegal, había entregado (a David Graiver) más de diez millones de dólares" provenientes del secuestro de los Born, y que se exponía al "fisco a la posibilidad de pagar dos veces dicha suma si posteriormente se la reclamase", refiriéndose a potenciales demandas de esas víctimas de Montoneros.
Respecto de los Graiver, el fiscal en su dictamen consideró que "la participación del Grupo Graiver en Papel Prensa implicó un grave perjuicio para la empresa, en especial en la época de la muerte o desaparición de David Graiver y luego de la quiebra del grupo iniciada con los bancos que poseía en el extranjero, la cual trajo aparejada una aguda insolvencia".
La investigación del fiscal Molinas fue producto de una denuncia del entonces diputado peronista Norberto Imbelloni y abarcó toda la historia de la empresa.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1298213
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jueves, 26 de agosto de 2010
EL PAIS › EL HIJO DE MOLINAS ACLARO LO ACTUADO POR SU PADRE
El fiscal había pedido anular la venta
El fallecido fiscal Ricardo Molinas, que durante la gestión de Raúl Alfonsín investigó la transferencia del paquete accionario de la empresa Papel Prensa a sus actuales socios privados, pidió en su momento la anulación de esa operación y realizó las correspondientes denuncias penales, aseguró su hijo y entonces secretario, Fernando Molinas.
Así, salió al cruce de un comunicado de los diarios Clarín y La Nación según el cual la venta de acciones de la familia Graiver a los nuevos socios “fue investigada ya en democracia por el entonces fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, que no encontró irregularidades”. Según Molinas hijo, “tal afirmación no es cierta”, ya que su padre “formuló diversas denuncias penales y solicitó la nulidad de la adjudicación recaída en los diarios”, motivo por el cual decidió radicar una causa en el Juzgado Federal 3 de la Capital Federal.
En un comunicado, Molinas hijo transcribió textualmente las conclusiones del dictamen emitido por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas en 1984, tras analizar las denuncias de “presuntas irregularidades en la transferencia de las acciones de Papel Prensa”, hechas por el entonces diputado Norberto Imbelloni. En el cuarto punto de aquel dictamen, el fiscal Molinas consideró que los miembros de la Junta Militar habían cometido el “delito de encubrimiento” al autorizar la venta de Graiver a Clarín, La Nación y La Razón a fines de 1976. Esa autorización, resaltó, se consumó “apenas un mes antes de la detención, desaparición e interdicción” de los Graiver, “ocultando todo lo referente a dicha vinculación hasta que la transacción quedó concretada”.
Molinas hijo también contrastó la actitud de su padre luego de que la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo decretara en agosto de 1984 el cese de la interdicción de bienes de los Graiver, “retrotrayendo las cosas al estado en que se encontraban con anterioridad al desapoderamiento” que ejerció la Junta Militar. “Como consecuencia de ello –concluyó–, en el mismo expediente se remitió copia del dictamen al presidente de la República a fin de que se adoptasen los recaudos pertinentes para lograr la nulidad de los convenios, en lo relativo a Papel Prensa S.A.”
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/152032-48845-2010-08-26.html
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actualizada
Magdalena 27 08 2010 Fernando Molinas
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CLARIN
actualizada
Magdalena 27 08 2010 Fernando Molinas
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CLARIN
Isidoro Graiver
Graiver ratificó ante la justicia su verdad sobre Papel Prensa
26/08/10
Se presentó espontáneamente ante el juez el martes, horas antes de que la Presidenta denunciara una supuesta apropiación de la empresa. Confirmó que la operación se hizo sin presiones, y que no había nadie detenido cuando vendieron las acciones.
Más información
Isidoro Graiver, el hermano de David Graiver –muerto en 1976 en un accidente de aviación en México– ratificó anteayer ante la Justicia su declaración ante un escribano público, difundida por Clarín en su edición de ayer sobre la venta de Papel Prensa. Insistió en que no recibió presiones para transferir las acciones de la empresa a los diarios Clarín, La Nación y La Razón y desacreditó por completo la versión alentada por el Gobierno sobre irregularidades en la operación. Lo hizo horas antes de que la presidenta Cristina Kirchner denunciara a esos mismos diarios por una supuesta apropiación ilegal de la empresa en un acto en la Casa Rosada.
En su declaración testimonial frente al juez Arnaldo Corazza, se refirió a la venta de las acciones de Papel Prensa por parte de su grupo. A Graiver, según consta en el testimonio ante el juez, “lo sorprendieron las declaraciones que escuchó”, ante lo cual tuvo deseo de “realizar su aporte sobre lo que ocurrió”, según sus palabras. Aunque no lo explicitó, se presume que se refería a expresiones de su cuñada, Lidia Papaleo de Graiver. Esta, en una carta al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, realizó gravísimas imputaciones (como complicidad con torturas) a directivos de Clarín.
“No había nadie detenido cuando se vendieron las acciones”, aseguró Graiver. La transferencia se realizó el 2 de noviembre de 1976 -ratificó-, mientras que la familia Graiver fue detenida ilegalmente entre marzo y abril de 1977.
¿Tuvo conocimiento de que a Lidia Papaleo de Graiver la hayan sacado mientras estaba secuestrada, a firmar la venta de las acciones?, preguntaron los fiscales a Graiver.
Isidoro Graiver indicó que “nunca” tuvo conocimiento de ello. También manifestó que “nadie le indicó quiénes debían ser los compradores de los bienes puestos a la venta”, desbaratando la teoría de Papaleo de Graiver (que no expuso cuando la indemnizaron por la expropiación de sus bienes en diciembre de 1985, en el gobierno de Raúl Alfonsín), sobre un pacto entre los diarios y el Gobierno militar. Esa teoría fue agitada, inicialmente, por Osvaldo Papaleo y el canciller Héctor Timerman.
El testimonio de Isidoro Graiver está en la misma línea que el de Gustavo Caraballo, ex embajador argentino en la Unesco, detenido en 1977 y torturado en el centro clandestino Puesto Vasco junto con Papaleo de Graiver. “Se pretende vincular esa transacción (la venta de Papel Prensa) a la tortura y persecución de Juan, Isidoro y Lidia Graiver por recibir fondos de Montoneros. Todo ese andamiaje es falso”, señaló. María Sol Graiver, hija de David y sobrina de Isidoro, también testimonió que “no tengo ni tuve nada que reclamar contra Fapel”, a raíz de una carta que le escribió su tío.
Junto a su abogado Marcelo Riguera, Graiver contestó las preguntas de los fiscales Marcelo Molina y Hernán Schapiro. Detalló que, de la venta de las acciones de Papel Prensa participaron él, Juan y Eva Graiver (sus padres), y Lidia Papaleo (su cuñada), entre otros.
¿El gobierno (militar) los presionó para que vendan sus acciones en Papel Prensa? El declarante respondió que “no, ni por ellos ni por ningún otro” y que sólo querían sacarlos del circuito comercial.
¿Sabía de las amenazas que Lidia había recibido tras la desaparición de su hermano?“No”, expresó.
¿Volvió a hablar con su familia del tema de las acciones de Papel Prensa en todos estos años? “Sí”. (Ellos) pensaban que el Estado había efectuado una presión para que (los Graiver) no pudieran seguir operando en el país.
Se le preguntó si Fapel (de los diarios) había ejercido presión para que vendieran las acciones. “No le consta”, figura en el escrito. “Las gestiones fueron realizadas con (Bernardo) Sofovich y (Héctor) Magnetto. Este era entonces una persona joven que casi no tuvo intervención”, sostuvo Graiver ante el juez. “El que más intervino fue (Manuel) Campos Carlés”.
¿Había una relación entre el Estado y Fapel? “No tengo conocimiento”, respondió. Sabía que Fapel era una sociedad de Clarín, La Nación y La Razón para fabricar papel para diarios. “Pero como apareció esto” (la compra de acciones de Papel Prensa) desistieron de aquel objetivo”, observó.
¿A qué atribuye el secuestro de la familia Graiver y personas de la empresa? La familia empieza a desaparecer cuando tiene que empezar a cobrar por la venta de acciones de distintas empresas -sostuvo Graiver-. El dinero no les fue entregado, sino que se lo quedó la procesista Comisión Nacional de Reparación Patrimonial. El Estado indemnizó a los Graiver con 77 millones de dólares.
La familia Graiver tenía sus bancos (Comercial de La Plata y Hurlingham) intervenidos y la dictadura le puso obstáculos a la hora de vender sus empresas. Los Graiver habían comprado acciones de Papel Prensa a Ingeniería Tauro, al empresario Roberto Civita y otros. Pero esa transacción tenía pendiente la aprobación en una asamblea prevista para el 3 de noviembre. “Por eso, se cerró el trato con el mejor oferente para la compra del paquete accionario el 2 de noviembre”, puntualizó.
La causa
Isidoro Graiver dio su testimonio en el marco de una causa abierta por una denuncia de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
El organismo gubernamental pidió que se investigue si se cometieron delitos de lesa humanidad en la venta de Papel Prensa en 1976.
Este expediente es un desprendimiento de una de las causas por las violaciones a los derechos humanos sucedidas dentro del “circuito Camps”, en referencia a los centros clandestinos manejados por el ex General de la dictadura.
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Opinión
“La paradoja de volver a ser víctimas después de 34 años”
Publicado el 26 de Agosto de 2010
Por Hernán Brienza
Periodista y politólogo.
Como en el viejo chiste del escorpión y su naturaleza de envenenar a sus víctimas, ayer el diario Clarín ha vuelto ha clavarle el aguijón a la familia Graiver. Hablamos, claro, del aguijón de la operación de prensa, de la presión personal, de la manipulación de la información a favor de sus propios intereses. Hace exactamente 34 años, el grupo mediático más poderoso del país, aquel que tomó como rehén la conciencia de los argentinos en los últimos 50 años, destrozó, en complicidad con la dictadura militar, a la familia Graiver, para –como confirma el informe presentado ayer por la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner– apropiarse de la empresa Papel Prensa junto con el diario La Nación. No ahorraron en medios ni métodos en aquel momento –de los dichos de Lidia Papaleo se desprende que se trató de una extorsión sin eufemismos– y todo indica que tampoco se dieron el lujo, ahora, de evitarle mayores sufrimientos a quienes ya habían victimizado. Como en una especie de eterno retorno, hoy la hija de Lidia Papaleo, María Sol, y su tío, Isidoro Graiver, son asomados al horror nuevamente por el grupo que lidera –como en aquella época– Héctor Magnetto.
En la precisa investigación que realizan Cynthia Ottaviano y Juan Alonso se demuestra periodísticamente –sin valoraciones, sino con detalles e información debidamente chequeada– que Isidoro Graiver, tanto en sede judicial como frente a Tiempo Argentino, había confirmado la historia que durante 34 años la mayoría de los periodistas argentinos supieron y callaron. Porque esto alguna vez hay que decirlo: todos los periodistas sabían cómo había sido traspasada Papel Prensa. Yo lo escribí en 2003, en mi libro Maldito tú eres, y María Seoane y Vicente Muleiro, en 2001, en El dictador. ¿Por qué la “prensa independiente” investigó muy poco el tema? La respuesta es sencilla: en periodismo, el silencio corporativo se parece mucho a la ley de la omertà. En este marco de complicidades “de grupo” es que hay que entender el acto de valentía y arrojo de los periodistas de este diario.
¿Qué hizo que Isidoro Graiver cambiara su declaración frente a un escribano para favorecer al Grupo Clarín? ¿Por qué se contradijo a sí mismo? La respuesta quizás haya que buscarla en los miedos que atenazan desde hace muchas décadas a los protagonistas de esta historia, que fueron víctimas en 1976, y quizá lo sigan
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Opinión
“Hacen pelear a una familia”
Publicado el 26 de Agosto de 2010
Por Roberto Caballero
Director.
Cuando vemos la cartelización opinativa de los dos grandes diarios de la Argentina, para inventar un relato que los favorezca, o al menos los ponga en un lugar donde no tengan que dar explicaciones sobre sus oscuros negocios con Videla, comprobamos con orgullo profesional que nuestra pelea por el derecho a la información es útil y necesaria.
Tiempo Argentino va contra el falso consenso que asfixia a las verdades. Nos movemos en la jungla de falsedades que proponen los dueños del poder y del dinero, para revelar lo que ellos quieren ocultar. Ahora ustedes saben que Isidoro Graiver aparece en las portadas de Clarín y La Nación contradiciéndose a sí mismo. Acá están las pruebas. Él sabrá por qué hace lo que hace. Nosotros también. Y no ignoramos que es una víctima más en esta trama dolorosa. Conoció la cárcel, la tortura y el exilio, y hoy se ve envuelto en una pelea familiar y sucesoria, que involucra a su sobrina María Sol, agitada por los dos diarios que lo usan como ariete para mantener sus privilegios, en contra del Estado democrático. Hacen pelear a una familia golpeada por la más salvaje represión, que ellos jamás denunciaron desde sus páginas, para no perder un negocio. No les interesa la libertad de expresión. Lo que quieren es plata.
Cuando uno separa lo esencial de lo anecdótico, descubre que Lidia Papaleo de Graiver –que también fue vejada por la patota de Camps, no lo olvidemos– e Isidoro Graiver tienen versiones enfrentadas sobre un mismo suceso. Son los dichos de uno contra los del otro. Pero los dos diarios bajo sospecha no son los que van a contribuir a revelar lo que se ocultó maliciosamente durante 34 años. No se puede ser juez y parte. Como en cualquier proceso, los imputados no están obligados a decir la verdad.
Para saber lo que realmente ocurrió está la justicia de la democracia.
En eso, y nada menos que en eso, hoy este país es mucho mejor de lo que era ayer nomás, cuando Clarín y La Nación eran los oficialistas del terror.
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El gobierno le restó importancia al testimonio del hermano de graiver
“Isidoro y David ya no eran socios”
Publicado el 26 de Agosto de 2010
El jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el canciller Héctor Timerman relacionaron con desavenencias familiares las declaraciones publicadas en Clarín y La Nación. Además, rechazaron las versiones sobre una posible intervención.
El gobierno minimizó la trascendencia de la solicitada publicada por Isidoro Graiver en la que el hermano de David Graiver, ex titular de Papel Prensa, rechazó las irregularidades denunciadas por la presidenta Cristina Fernández en el proceso de venta de acciones de la compañía durante la última dictadura militar.
El jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el canciller Héctor Timerman vincularon la aparición del texto en las ediciones de ayer de Clarín y La Nación bajo el título “Mi verdad” con problemas familiares. “Como en toda familia, la Graiver tuvo desavenencias y problemas. Lamento que el diario Clarín haya utilizado la figura del hermano para desprestigiar el informe”, afirmó Timerman.
En la solicitada, Isidoro Graiver afirmó que la venta de las acciones de la fábrica de papel se realizó en 1976 “en las mejores condiciones” que podían obtenerse en ese momento. “Sin amenazas, ni extorsiones y en libertad”, subrayó. Tambien rechazó cualquier reclamo contra las empresas involucradas.
Además, Clarín y La Nación publicaron ayer documentos atribuidos a Isidoro Graiver y su sobrina María Sol Graiver, hija de David, en los que ambos refutan los argumentos oficiales.
“La hija de David Gravier era una niña de dos años (en 1976), ¿qué le quieren hacer decir?”, se preguntó el jefe de Gabinete.
Y, vía Twitter, Fernández completó: “En acta de Consejo de Guerra, la madre de ambos dice que Isidoro estaba disgustado con David porque lo desplazó Jorge Rubinstein, su mano derecha.”
Esa línea de razonamiento fue la que reforzó Timerman. “David e Isidoro se habían separado, no eran socios. Esa es una situación histórica y comprobable. La madre testificó esto en el tribunal militar que juzgó a todos”, subrayó el jefe del Palacio San Martín.
Más directo, el jefe de la bancada de diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, interpretó que la solicitada aparecida en las tapas de ambos matutinos “está como mínimo sobreactuada”. “Hay frases textuales de la posición de los diarios del día domingo por medio de las solicitadas”, puntualizó el legislador.
“La información que yo tengo es que, en el momento de la venta de las acciones de Papel Prensa, Isidoro Graiver no tenía casi ninguna responsabilidad”, insistió.
Además, el gobierno volvió a rechazar ayer las versiones sobre una posible estatización o intervención de Papel Prensa, como las verdaderas razones de la presentación el informe La Verdad, elaborado por la Secretaría de Comercio Interior a cargo de Guillermo Moreno.
“Nunca estuvo cerca la posibilidad de intervenir Papel Prensa. El gobierno no plantea quitarles el papel sino garantizarlo para todos por igual. Es una cosa saludable e inteligente”, subrayó el jefe de Gabinete.
“Acá nadie viene por nada”, agregó Timerman
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