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VICTOR HUGO MORALES CON LIDIA PAPALEO ENTREVISTA Y REPERCUSIONES

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Papaleo y Víctor Hugo, con libreto oficial
30/08/10


La viuda de David Graiver, Lidia Papaleo, reiteró ayer por televisión sus acusaciones contra Clarín y La Nación por la compra de Papel Prensa. Fue en el nuevo programa del periodista Víctor Hugo Morales, Bajada de Línea, por Canal 9, que tendrá a Clarín como “protagonista estelar”, según dijo el conductor con tono descalificador y estilo afín al oficialista “6-7-8” de Canal 7.


“El 2 de noviembre conocí a (Héctor) Magnetto (CEO de Clarín). Fuimos los padres de mi marido y su hermano, al diario La Nación”, afirmó, tras lo cual reiteró su argumento de que Magnetto la había amenazado para que vendiera la empresa. La viuda de Graiver admitió ayer haber dicho la semana pasada en los tribunales federales de La Plata que no estaba detenida al momento de la venta de las acciones de Papel Prensa.


“No estaba detenida, pero eso no significa que estaba en situación de libertad. No estaba en prisión pero estaba amenazada desde la muerte de mi marido, permanentemente”, expresó la mujer ante las cámaras de televisión. En ningún momento de la entrevista fue consultada sobre las presiones que recibió su familia de Montoneros ni tampoco ella se refirió al tema.


El programa fue en vivo y mostró un breve informe de una visita realizada el 11 de agosto por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a la planta de Papel Prensa en San Pedro. Allí se vio a un “afable” Moreno haciendo chistes con los empleados de la empresa. La imagen contrasta con el Moreno violento de casco y guantes de box que se vio en la asamblea de accionistas de Papel Prensa.


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Después de 34 años, aceptó dar una entrevista por primera vez 

“A mi marido lo mataron por Papel Prensa”, asegura Lidia Papaleo
Publicado el 29 de Agosto de 2010

Por Cynthia Ottaviano y Juan Alonso
La viuda de David Graiver responsabiliza a Héctor Magnetto: “Tenía la mirada de un tipo poseído, violento.” “Jamás fui libre. Vivía con pánico y creo que todavía me pueden matar”,asegura. Cómo es el vínculo con su hija y su cuñado.

Tiene las manos delicadas. Cuidadas. Con intensidad, casi las entrelaza alrededor de la taza de té. Toma un sorbo. Otro. Y otros tantos a lo largo de las más de dos horas de entrevista. Lo hace de a poco. Sin apuro. Con una serenidad meditada, que no tuvo el 16 de septiembre de 1976, cuando bajó del avión abrazando, con esas mismas manos, no una taza, sino una urna. Llevaba las cenizas de David Graiver. El gran amor de su vida había quedado reducido a cenizas cuando el avión en que viajaba se había estrellado en México, el 7 de agosto de ese año. “Fue un atentado. Estos tipos le han pedido a la CIA que lo limpien”, dispara, segura.
“Mi mamá, que conocía muy bien nuestro amor, pensó que yo me iba a querer matar. Entonces, me trajo a la gente de la Cruz Roja, que me enchufa medicación. En el velatorio me tiré dormida abajo el cajón, estaba totalmente descolocada. No podía entender, no había explicación. Los dos teníamos una absoluta idolatría por nuestra hija, y sin duda esa fue la bandera de la que me agarré para vivir. Y para que mi hija tuviera, me lo prometí, la verdad acerca de su padre yo iba a seguir”.

-Su hija María Sol es la misma que hoy pide que no la involucren con Papel Prensa y que desmiente sus dichos.
-En el Consejo de Guerra, cuando terminé y me permitieron hablar sola, dije que estaba orgullosa de mi marido y “por el fruto se conocerá al árbol”. Y que el fruto de nuestro amor, nuestra hija, iba a ser como nosotros, pero me equivoqué.

Está sentada a la cabecera de una mesa de oficina para ocho personas. Maneja los tiempos. Sus tiempos. Ya no siente ese miedo que se mimetiza en la piel. Siente fuerza. Arrojo para llegar a la verdad. Su verdad. “Esta es una historia de amor. Cuando yo presiento la ternura en el hombre, a mí me conmueve. Es como tocarle el corazón. David era un hombre tremendamente tierno. Dormíamos de la mano, y el gordo, que era enorme y se me venía encima…Él me había prometido que se dedicaba cinco años más a ser empresario y, después de eso, iba a ser historiador económico de la Argentina. Pero quería hacerlo con libertad y para eso no iba a vivir en la Argentina. No sé si lo hubiera hecho... Éramos cómplices”, asegura.
“Es una historia de amor”, insiste. Atravesada por una intriga familiar, dinero, poder, crímenes de lesa humanidad, despojos económicos, torturas, desaparición y asesinatos. Una historia de amor como, tal vez, no haya otra. Signada por un crimen casi 16 años después de nacer: Lidia tenía 14 años cuando lo conoció y 30 cuando murió. “Su muerte fue como quedarme sin piel”.

–¿Por qué cree que lo asesinaron?
–Porque murió de la forma más estúpida, contra un cerro, con un avión al que no le andaba el altímetro. Además, días antes, un hombre mexicano Gabriel Alarcón muy poderoso que tenía un diario (El Heraldo), le dice a David: “Tu debes vender Papel Prensa, porque te va a costar la vida.” Y yo, que lo único que sabía era que un mes antes había visto sobre un escritorio un logo precioso de papel y preguntado qué era. Me dijo: “es una fábrica de papel”. Salimos del almuerzo y le pregunté a David: “¿qué es esto que te dijo Alarcón?” Y David lo menospreció. Dijo que Alarcón estaba preocupado por algo sin sentido: “viste cómo son los mexicanos”, me dijo. Y yo, cuando desaparece el avión, estando en pista, lo primero que hago es llamarlo a Alarcón. Le digo llorando que el avión había perdido contacto y él me dijo: “Lidia, con el primer rayo de sol yo salgo a buscarlo.”
–¿Alguna vez entendió por qué lo mataron por Papel Prensa?
–No, nunca entendí. Yo supe. Yo no tuve dudas. Nunca. Papel Prensa significaba tener el monopolio del papel en el país, si no era manejado correctamente. La intención de David no era la de un monopolio, y por eso la forma en que él distribuye las acciones. Era muy fuerte que tuviera un canal, que tuviera un diario, una productora de cine y otras cosas. Él apostaba a los medios de comunicación en una forma absoluta.
–Cuando llegó a la Argentina desde México, ¿qué situación vivió?
–La peor etapa. Yo empecé por recibir amenazas inmediatamente después de morir David en agosto de 1976. Y tuve que esperar tres días. Primero tuve que esperar tres días para que el Ejército encontrara el cuerpo. Empezó a haber llamados en México tres o cuatro días después de la muerte de David. Primero, molestando. Después, para decir que teníamos que desaparecer, desprendernos de todo y desaparecer, que íbamos a morir todos. Nadie decía quién era. Después, alguien se presentó como representante sindicalista: “ustedes tienen una deuda, paguen ya”, decía. También hubo una llamada de Montoneros, o eso dijeron. Y me volví a la Argentina. En los Estados Unidos, adonde tuve que ir, me decían que no me volviera, que la situación no estaba dada, pero yo tenía a mi hermano Osvaldo preso, a mi padre imputado y quería estar con mi familia. “Además, ¿por qué razón?”, me preguntaba. “Yo no hice nada malo.” Y volví.
–¿Qué pasó cuando volvió?
–Empecé a ir a la oficina. La segunda persona de David, hacía mucho tiempo, era Jorge Rubinstein. Uno de los primeros días de noviembre, estábamos en la oficina, era tarde. Le pregunto cómo se iba a ir tan tarde. “Porque no voy a manejar más, me tomo un remís.” Nunca llegó a la casa. Lo agarró un vehículo grande allá por la mitad del trayecto, por City Bell, Villa Elisa, al medio. Milagrosamente vivió. No sé qué pasó con el chofer. Pedimos explicaciones en la policía. Nadie dijo nada. Fue internado en un sanatorio, completamente enyesado, y poco después lo operaron del corazón.
–¿Cree que fue un atentado?
–No creo. Estoy segura. Para mí, en ese momento en que me estaban amenazando y le pasa esto a Rubinstein, cualquiera hubiera pensado así. ¿Qué hicieron al sacar a Rubinstein del medio? Sacar a la única persona que podía dirigir las empresas. El único que estaba al tanto. Con el hermano de David, Isidoro, no tenía vínculo comercial hacía dos años, que había pasado sin manejar nada de acá. A Rubinstein lo matan para que no hable.
–Cuando Rubinstein sufre ese atentado, ¿ya existían los llamados para que vender Papel Prensa?
–A mí me cita Martínez Segovia (yo ya lo conocía de otras reuniones) al Hotel Plaza y me dice: “Mirá Lidia, en entrevistas con el gobierno, ellos quieren que Papel Prensa se venda únicamente a argentinos y que no pertenezcan a la comunidad judía.” Apenas llegué a la Argentina, por septiembre, y después fue el accidente de Rubinstein, y eso me lo confirma.
–¿Usted no formaba parte de ninguna estructura de negocios?
–Nunca cerré ni abrí ningún negocio. Eso lo hacían él e Isidoro, antes de alejarse. Pero desaparecido Rubinstein, queda Isidoro.
–¿Por qué, si estaba alejado?
–Porque el papá de David, heredero junto con mi hija, tomó actitudes tales como que cuando aparece esta presión de Montoneros para que vayamos a una reunión, yo decido que vaya él, no yo, con una hija de 2 años. No había respiro en la presión. Lo voy a ver a Lanusse. Yo quería que le de la carta mía a Jorge Rafael Videla, como presidente del país. Me dicen: “¿por qué la carta a Videla?” Y yo digo que le tengo que explicar que a mí me dicen que le tengo que vender Papel Prensa a los diarios, que me están amenazando, que “me dicen que usted dice que le tengo que vender todo a los diarios, hacer desaparecer todo”. ¿Cómo les iba a creer a los que venían, si Isidoro había tenido una reunión con un coronel –que terminó preso porque era todo falso–, uno disfrazado de coronel? Un amigo, una persona muy importante, le dice: “Yo te consigo una entrevista con ese ‘coronel.’” Y era un payaso disfrazado.
–¿Realmente pensó que Videla podía ayudarla?
–No ayudarme. Yo creía que Videla me iba a escuchar: yo estaba convencida de que Papel Prensa era un bien tan importante para el país, estaba tan orgullosa de eso, que nunca creía que el gobierno iba a permitir un robo de semejante cosa.
-¿Cómo fueron las horas previas al 2 de noviembre de 1976, cuando firman el traspaso?
–Primero, mi suegra, por el amor de su vida, que era su hijo, estaba medicada, muy mal. Estábamos mi cuñado, en defensa de sus papás, yo ni sabía que Isidoro había ido a Clarín a discutir precio. Era un loquero. Voy a esa reunión, ya entregada al pánico totalmente. El 16 de septiembre bajé del avión con las cenizas de mi marido de un lado, mi hija del otro, no dándome cuenta. Cuando voy, muy atemorizada, no por temor a de-saparecer, pero sí con la sensación plena de que nosotros estábamos siendo amenazados de muerte. Ellos eran gente muy poderosa, con todo el poder de los militares, y nosotros no éramos nada. Ni abogado teníamos. La misma gente que trabajaba con nosotros nos decía que no teníamos otra posibilidad que vender al grupo este. Ese día lo único que dice es que no judíos ni extranjeros. Después, viene otra persona, Guillermo Gainza Paz, que nos ofrece lo de los diarios, como representante de los diarios. No habla conmigo, habla con Isidoro. Era permanente la presión.
–¿Cómo cree que se gestó todo?
–Todo esto estaba preparado desde mucho antes: David había estado con Videla en 1975, en una conversación donde David le regala un Rolex, según me dijeron, y lo que yo sentí desde que pisé Buenos Aires era que todo me sonaba a peligro, cada día estaba más inmersa en la muerte.
–¿Cree que le robaron Papel Prensa? ¿Quiénes?
–El señor Magnetto, la gente de La Nación. Los hechos lo demuestran. Asociados con la dictadura. Hay un tipo del grupo de Camps que torturaba, que aun sin verlos a ellos, era tan intenso el dolor que muchas veces se te movía el vendaje, y lo reconocía por el pies. Cuanto más sangraba yo, él me eyaculaba encima. De tanto picanearme, me dislocaron los hombros. Me ponían sobre un elástico, atada, y para escapar de la picana, me movía hacia un costado y el otro. Después ellos me tiraban en un calabozo, muy chiquito, muy frío. Y yo, que soy muy creyente, sentí que Dios me iba a salvar. Desnuda, quemada, era yo la que protegía a las otras dos mujeres. Nos abrazábamos para darnos calor.
–Héctor Magnetto, ¿cuándo aparece en su vida?
–Lo vi una sola vez en mi vida. Nos avisa mi cuñado que tenemos que ir a firmar. Voy a esa reunión, insisto en que era de noche. Mis suegros quedan lejos, no escuchaba lo que hablaban. Quedo sentada en otra mesa, y Magnetto nunca se sentó, siempre estuvo parado. Se presenta, me dice quién es y me pone papeles que nunca leí, me da la lapicera, y me dice: “firme porque en esto va la vida de su hija y la suya”. Nos miramos. Cuando me da la lapicera, sosteniéndola para que yo lo mire, no tuve dudas. Era un hombre con mucho poder y mucha locura. La mirada de un tipo poseído, violento. Me agaché, firmé, él me pasaba las hojas. Después nunca más lo vi en mi vida.
–¿Era libre en ese momento?
–Desde la muerte de David jamás fui libre. La muerte de David significó quedarme sin piel, desprotegida. Era una persona sola en el mundo. Después de eso, rehacerme, fue un largo proceso que no pude construir llegando a la Argentina. Creí que al volver a la Argentina iba a poder lograrlo. Perder a un ser amado, tu compañero de 16 años juntos… Yo sentía que mi pecho realmente iba a estallar de dolor. Estaba en México, salía a la calle, caminaba con mi hija, me metía en templos…Recuerdo que cuando me llaman y me dicen: “ya encontramos el cuerpo que estaba desaparecido”, agarro su cepillo de dientes para tener algo de él. No tener piel es la mejor explicación. Yo no estaba capacitada para hacer un negocio. Estaba, porque era su viuda. Tenía que estar presente. A tal punto que cuando voy a la reunión por la venta del Banco Comercial de la Plata, el señor Martinelli, con petróleo, barcos, caballos de carrera, me dice: “perdone, señora, pero con usted no hablo, no hago negocios”, y me tuve que ir. Nadie hizo negocios conmigo.
–¿Por qué se presentó en el juzgado de la sucesión para pedir que el juez aceptara la venta?
–Firmé para que el juez aceptara la venta de Papel Prensa, el 9, porque las órdenes seguían llegando. El 14 desaparecí.
–De manera que la operación no duró sólo un día.
–Darle la autorización al juez no fue en la misma fecha. Mi firma es auténtica. Hubo otra asamblea, y la gente cree que fui, pero yo no fui, y aparece mi firma que sí es auténtica. Como yo no tengo experiencia con los medios ni con todo esto, cuando yo fui a la Asamblea de Papel Prensa, lo que yo dije salió todo interpretado de cualquier manera. Salió que fui torturada, pero nunca dije que fue antes de la firma. Dije que fuimos obligados a vender. Dije que esperaba que la empresa se convirtiera en lo que habíamos soñado. Una empresa enorme. Hay una permanente intención de confundir.
–¿Por qué acepta dar un reportaje ahora?
–Porque ahora siento que hay garantías. No la garantía de que no me maten, pero yo tengo 65 años. Mi vida hasta acá fue un homenaje a mi marido. Lo que soporté en la tortura fue para que mi hija, si yo me moría ahí, leyera la verdad de su padre, por lo menos mi verdad. Y traté siempre de sea donde fuera, mantener una actitud. De cuando me hacían preguntas pensar en el porqué de esas preguntas. No enroscarme en la cosa enferma de lo que me preguntaba, sino en el por qué.
–¿Qué problemas le trajo no estar casada con David en la Argentina?
–Yo estaba casada en los Estados Unidos, entonces la familia dice que empecemos la sucesión en Argentina, cosa que no debía haber hecho porque seguramente en los Estados Unidos nada de esto me hubiera pasado. Además, al haber estado casada con él, como su mujer, la heredera en los Estados Unidos, tenía el 75% y el 25% la hija o los hijos. Cuando llegué a Argentina me presentan al abogado que yo ya conocía que me iba a hacer la sucesión (Miguel de Anchorena), que me explica que en realidad no soy heredera. Que en la Argentina no hay divorcio, que David estaba casado y separado antes por el artículo 67 bis en firme, lo que fue una gran trampa. Se vuelve a hacer el divorcio de él, porque los americanos no aceptaban la separación de la Argentina, y nos casamos ante la Corte Suprema de Justicia porque para él era verdaderamente importante. Una ceremonia muy emotiva para él.

Gesticula. Por momentos, habla con el cuerpo. Pero su pelo casi no se mueve. Lo lleva tan lacio como el brushing recién hecho le permite. El flequillo le cubre toda la frente. Recto, firme. Como sus palabras. La única vez que el pelo se moverá, será cuando ella lo levante. Un movimiento rápido de la mano para dejar la nuca la desnudo, descubre una cicatriz que la parte al medio. “Es la que me quedó por la operación del tumor”, explica. No tiene pudor. Tiene memoria.

-¿Por qué cree que fue la más torturada de la familia?
-Porque no me pudieron quebrar, seguramente para ellos, algo insoportable. Y porque era muy fuerte. Yo siempre supe que debía ser un ejemplo. En la cárcel me decían “La Tercera Posición”: yo no era delincuente ni guerrillera. El preso político es un preso que jamás dejará de priorizar la solidaridad. Una prostituta carísima en el Departamento de Policía, me dijo que iba a terminar en Ezeiza yo, pero por seis años, nada más. Andaba con militares. Un día Blanco ahí me dice: “yo la voy a ayudar, porque su marido a mí me ayudó” y me pidió, un día antes de irse, el teléfono de mi mamá. Y al día siguiente, vino mi mamá. Me vio torturada, pero le dije: “quedate tranquila mamá, Osvaldo está bien”. Es que el buenito de Ramón Camps me permitió ir a ver a mi hermano que estaba preso. Me llevaban y me traían. Me preguntaban a mí dónde estaban las acciones de La Opinión. Camps, mediante tortura, me llevó a la casa de Julio a buscar las acciones, y me hizo un careo con Jacobo Timerman. Cuando lo vi, estaba destruido, lleno de agujeros de la tortura, y ahí traté de suavizar la cosa, que no fuera tan grave. Camps me hace llevar a la granja del Departamento de policía de La Plata, y de atrás de un gran escritorio me dice: “Señora, es usted una gran argentina, y puede pedirme lo que quiera: bañarse, ver a su familia, ir a comer afuera.” Y ahí veo mi cartera, que me la habían robado las minas que lo rodeaban y le digo: “necesito mi cartera, el documento de mi hija…” Y me dice: “usted me pide a mí el documento de su hija. Le estoy diciendo que me pida lo que quiera.” Y lo mira a su secuaz y le dice: “Llevala adonde ya sabés.” Pensé lo peor. Yo ya había estado en dos lugares. Me llevan, me bajan del Falcon, me ponen en el baúl, escucho al perro, me llevan a la sala de tortura, y estaba mi hermano.
–¿En qué condiciones estaba su hermano Osvaldo?
–Lo abrazo. El olor de un tipo torturado es imposible de olvidar. “Osvaldo, te torturaron”, le dije. “Sí, pero estoy bien.” Me llevaron de vuelta, por suerte lo legalizaron, lo tenían de che pibe, cocinar, limpiar. Ahí la vio a mi suegra.
–Usted declaró en la justicia haber sido torturada, quemada y operada por un tumor cerebral por los golpes que recibió.
-Fui la persona que más torturaron del grupo, tiene una razón: jamás dije que lo ellos me querían hacer decir. Era un delirio tan grande lo que querían que yo dijera, sobre todo hablar mal de los judíos. Me decían “la impura” porque había estado con un judío. El tema básico era demostrar que los judíos tenían un trato, me decían los torturadores de Ramón Camps. Según ellos, tenía que declarar que: Juan Domingo Perón le había dado a José Bel Gelbard (ex ministrro de Economía en la última gestión justicialista antes del golpe, fue amigo y socio de de David Graiver) los lingotes de oro que habían llegado desde Alemania con los submarinos alemanes a Mar Del Plata. Gelbard los conserva y no sé qué hace, los habrá puesto en un Banco. Cuando Perón vuelve a la Argentina, le dice a Gelbard delante de mí porque sabía que yo lo sabía, que va a ser Ministro de Economía, que los tiene que devolver los lingotes, usarlos, que él le va a dar toda la economía. Y Gelbard le dice, sí, pero hay alguien que me va a ayudar: David Graiver,. Esto tenía que decir yo, lo que es una locura imposible de creer aún hoy. Me pusieron al lado gente increíble, para que los delatara, como el turco Paz que había trabajado con mi marido y era una excelente persona, gente que me ponían al lado y como yo no contestaba lo que querían, me pegaban cada piña en la espalda, en los riñones…. Cuando me operan, estando presa, me llevan al lado del CEMIC, y dicen los que me atienden: esta mujer tiene dislocado cada miembro de su cuerpo cuatro veces.
-¿Durante los interrogatorios, le preguntaron sobre Papel Prensa?
-¿Cómo me iban a preguntar sobre Papel Prensa si yo ya había vendido Papel Prensa? Tampoco me preguntaron por el Banco Hurlingham, ni del banco Comercial porque estaban vendidos. ¿Por qué me iban a preguntar por Papel Prensa? A mi no me llevaron para preguntarme por eso. Me llevaron para que firmara y afirmara lo que ellos querían que yo dijera. Quién podía decir cosas, que no sea el 2do. de David (Rubinstein)? , desde el punto de vista familiar, era yo. Era yo. La mujer tenía que decir que Perón delante mío había dicho todo eso. O sea que todo esto era una operación del movimiento sionista para tapar al país, para llegar al poder: Canal 2, La Opinión, Papel Prensa eran las personas que estaba preparando para ser presidente.
-También fue sometida a un Consejo de Guerra de la dictadura.
-Mi madre va al Consejo de Guerra, y mi hermano Osvaldo la prepara. Le dice: “mamá, estos son militares, no digas nada, escuchá, ojo”. Gallino (Oscar Bartolomé, general de la dictadura y oficial instructor del Consejo de Guerra) le preguntó: “Señora usted sabe donde está? ¿Sabe quiénes son estas personas?” “Sí, son todos los torturadores, asesinos que matan a la gente, a los jóvenes del país”, le dijo mi madre. Suspendió la entrevista, tiró la gorra. Se armó un lío espantoso. Por suerte no le hicieron nada. Estoy recobrando toda la educación que tuvimos con mis hermanos. Gracias a esta familia con estos principios tan solidarios, puedo ver estas todas estas cosas con cierta distancia.
-Mucho dicen que usted recién ahora habla sobre lo que pasó en Papel Prensa.
-No es así. ¿Por qué aparece el tema Papel Prensa? Primero porque Osvaldo, mi hermano, viene batallando por esto desde siempre. En mi caso, cuando estaba presa, en dónde iba a explicar por qué mi marido no estaba para defenderse y defendernos de todo lo que nos estaba pasando. A mis compañeras de cautiverio, cuando me preguntaban, siempre les respondía que estaba ahí por Papel Prensa.
-Su cuñado, Isidoro, dice que no es cierto que usted se haya cruzado con Héctor Magnetto el 2 de noviembre, el día de la firma. ¿Estuvieron juntos todo el tiempo?
-Isidoro supo todo, y es más: yo le dije todo lo que me había dicho Magnetto. Miente. No sabía que lo había dicho. Sus neuronas…. Yo fui a verlo a Moreno, estaba su mujer, Marta, y me dice me parece que no tenés buena relación con tu cuñado, y le digo mi cuñado no tiene buena relación conmigo, y yo no tengo ninguna. Lo único que siempre hice fue querer ayudarlo. Mi hija en un momento dado me dijo que no quería tener ningún contacto con ellos. Lo llamo a Isidoro le cuento que María Sol no quiere volver a verlos, y si mi hija no quiere, yo tampoco los veré. Mi suegra, cuando salió de la cárcel, dijo que por primera vez en su vida había tenido una hija que la había cuidado, porque la otra por peleas absurdas jamás había estado. Cómo no iba a ser solidaria con esta mujer presa, aunque tenía el pecado de no ser judía, no podía dejar de ser solidaria con ella. Era una mujer de una humildad y un sufrimiento poco común.
-Pero, entonces, después las cosas cambiaron. ¿Cómo es ahora su relación con María Sol?
-Yo tuve siempre la mejor relación con mi hija. Cuando salí de estar presa puse todo lo necesario para recuperar el vínculo. Hace tres años que decidió que no tenía más nada que ver conmigo. Obviamente hay intereses atrás de los que no puedo hablar.
-¿Cómo vivió que hicieran juntos esa presentación ante escribano público?
-Fue algo terriblemente doloroso.
-¿Por qué cree que María Sol publicó la solicitada?
-Porque probablemente está manejada por sentimientos muy controvertidos que hacen que sus comportamientos se conviertan en inexplicables.
-¿E Isidoro, por qué cree que cambió sus dichos?
-Por dinero.
-De acuerdo con lo publicado por el diario La Nación, son los compradores de Papel prensa los que requieren a María Sol, y a su vez, ella le pide explicaciones a Isidoro. ¿Cómo cree que pueden haber ocurrido los hechos?
-No entiendo que la gente aún se pregunte si esto es cierto. Lo que pasó, pasó con Papel Presa. Permanentemente, a través de todos estos años, Clarín y La Nación dieron muchas pruebas de lo que estaban haciendo por el país, de lo que son capaces de hacer: comprar gente, hacer que la gente se venda para llegar a su fin, que no agrega ni saca a lo de María Sol. Isidoro ya declaró, así que lo que diga ahora…vamos a ver si coincide y si no coincide será falso testimonio. Creo que Magnetto es Magnetto: uno más uno, es dos.
-En la edición de hoy (viernes) del diario Clarín, se publique que cuando declaró en La Plata no le imputó ningún delito a Héctor Magnetto. ¿Esto es cierto?
-No, no es cierto. Cómo va a ser verdad, si yo conté de qué forma firmé los papeles que firmé y las palabras textuales de Magnetto. Dije claramente que yo fui a firmar pero firmé bajo la presión de Magnetto. Supe que no tenía otra posibilidad más que firmar.
-La presidenta Cristina Fernández calificó de “libertad ambulatoria” su situación, ¿le parece correcto?
-Buena imagen. Totalmente. Una cosa extraña que me pasó fue que me sentí aliviada cuando estuve en la cárcel. Lanusse me dijo el grupo no es buen visto por la Junta, éramos un clan al que había que desplazar.
-¿Cómo calificaría la cobertura de Clarín y La Nación sobre este tema?
-Vergonzante.
-¿Qué relación tenías vos y el resto de los Graiver con la Organización Montoneros?
-Ninguna.
-¿Les consta que los que llamaban eran de esa organización?
-No, no nos consta. Pero tiempo después, en el año 1989, Juan Gasparini, Rodolfo Galimberti y otros dijeron que habían sido testigos de cuando David agarró la plata, entonces se le devolvieron 16 millones de dólares.
-¿Supo alguna vez si ese dinero estuvo en Papel Prensa?
-Jamás estuvo. Si es que ellos le dieron algún dinero a David, cosa que nunca me constó, las fechas por la compra no coinciden. Papel Prensa lo compró mucho, pero mucho tiempo antes.
-La diputada Elisa Carrió vinculó directamente Papel Prensa con Montoneros, ¿qué opina?
-El Estado se tomó el tiempo necesario para que apareciera todo el telón de Montoneros e ir a apoderarse de los bienes, poner la CONAREPA, por ejemplo, ¿qué sentido tenía que nosotros estuviéramos presos?

Hace una pausa. Vuelve a tomar un poco de té. Está frío. Pide que lo calienten. “En microondas está bien”, explica. Se acomoda la camisa, sonríe apacible. Se predispone a seguir con la entrevista.

-¿Cómo vivió el anuncio presidencial?
-Fue la mayor alegría. Un momento muy emocionante. Cuando estuve la segunda vez con Cristina me preguntaron y dije que sabía que cuando estaba con ella, cuando la miraba, que iba a hacer lo que me había dicho: ir a la Justicia y al Parlamento.
-¿Leyó los diarios al día siguiente?
-Sé que los poderes aún de ciertos grupos, son muy grandes. Le dije a mi hermano que cuando me metí en esto (y nadie quería que lo hiciera) sabía en qué me metía. Voy a pedir ser testigo protegido.
-¿Cree que la pueden matar?
-Sí. Creo que no tengo miedo a un secuestro, considero que la justicia y sus habeas corpus hoy serían recibidos. Esa seguridad jurídica la siento. No me van a desaparecer, pero sí creo que puedo tener un accidente. No salgo sola, miro por la calle.
-¿Quiénes creen que lo harían?
-Estoy cansada de soñar que se me para un hombre delante y me da un tiro. Hay gente con tanto odio en la oligarquía argentina. Esa gente, jamás se caracterizó por ser los ejecutores, pero sí buscar quién lo haga.
-¿Miguel ángel Strassera aseguró que cuando le tomó declaración, usted nunca habló de Papel Prensa? ¿Por qué?
-Nunca me preguntaron de Papel Prensa.
-¿Cómo cree que terminará esta historia?.
-Bien, con la verdad. Con la verdad acumulada durante 34 años. Los papeles están, las pruebas están. La palabra no sirve. La prueba es irrebatible.


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Lunes, 30 de agosto de 2010


EL PAIS › LIDIA PAPALEO DE GRAIVER RATIFICO QUE VENDIO PAPEL PRENSA BAJO AMENAZAS
“Ibamos a perder la vida mi hija y yo”

En la primera entrevista que ofreció por televisión, la viuda de Graiver contó ayer que al firmar en 1976 la venta de acciones de la empresa “no estaba detenida, pero eso no significa que estuviera en libertad”.



“Si no hubiéramos esperado 27 años para aparecer con nuestra verdad, no estaríamos vivos.” Lidia Papaleo, viuda de David Graiver, el dueño de la empresa Papel Prensa, aludió así a los años que decidió mantenerse en silencio hasta la reciente presentación del informe “Papel Prensa: La Verdad”, que realizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la semana pasada. “Estaba amenazada desde que volví al país en septiembre de 1976”, agregó ayer Papaleo, en la primera entrevista que concedió para la televisión, y recordó que “el 9 de marzo (de 1977) firmé los papeles ante un juez para que reconociera la venta (de la empresa) y el 14 me desaparecieron” los militares, recalcando la idea de que había sido forzada a vender la empresa.

“Desde que le envié una carta a (Jorge Rafael) Videla que quisimos que se supiera la verdad, pero desde aquel momento me di cuenta que hay un poder muy grande que no quiere que la verdad se sepa”, afirmó Lidia Papaleo de Graiver en el programa Bajada de línea, que conduce Víctor Hugo Morales y ayer tuvo su primera emisión en Canal 9.

La declaración de Papaleo es el sostén de las denuncias por el caso de la empresa de producción de papel de diario, que pertenecía al grupo encabezado por el marido de Papaleo, y que terminó en manos de tres periódicos –Clarín, La Nación y La Razón–, en sociedad con el Estado, por entonces dominado por la Junta militar.

“No estaba detenida pero eso no significa que estuviera en libertad”, afirmó Papaleo, al recordar el momento en que volvió al país con los restos de su marido en una urna, luego de que muriera en un extraño accidente de avión en agosto de 1976. “Estaba amenazada permanentemente y cuando llegué al país me encontré con visitas diarias de gente importante que me advertía que tenía que vender la empresa”, continuó en su relato, recordando que el ex ministro de Bienestar Social Francisco Manrique –del que su marido fue colaborador y amigo– le comunicó que debía vender la empresa y que un funcionario que Graiver había puesto al frente de Papel Prensa, Jorge Martínez Segovia, le advirtió que “la orden era que no podía quedar en manos de un grupo extranjero, ni de la comunidad judía”.

La viuda de Graiver decidió realizar declaraciones después de casi treinta años luego de que la Presidenta presentara un informe oficial sobre el traspaso de la empresa. Allí, en una investigación realizada por los representantes del Estado en la compañía y en la que figuran las declaraciones de Papaleo y otros damnificados, Cristina Fernández anunció que se enviaría a la Justicia la información acopiada para iniciar una causa por la apropiación de Papel Prensa bajo amenazas por parte de los dueños de los tres diarios involucrados. Además, envió un proyecto de ley al Congreso para que se declare a la producción de papel como de “interés público”, y se garantice la igualdad en el precio para todos los diarios de circulación en el país.

Como consecuencia de las presiones a las que fue sometida, Papaleo resaltó que “el 2 de noviembre (de 1976) finalmente nos llevan a mis suegros, mi cuñado y a mí a una oficina del diario La Nación y nos sientan separadamente. Allí se me acercó (el actual CEO de Clarín, Héctor) Magnetto y me dijo que firme o íbamos a perder la vida mi hija y yo”. Para ejemplificar la presión a la que se veía sometida para vender la empresa, Papaleo recordó que un empresario de los medios mexicano “le advirtió a David que tenía que vender Papel Prensa porque le iba a costar la vida” y unos días más tarde fue el accidente aéreo en el que murió, y que una vez que se encontraba en Argentina “el único que podía continuar con la empresa era Jorge Rubinstein y “a fines de octubre fue atropellado. Ahí me pregunté quién sería el próximo que iba a morir”.

Una vez que se firmaron los documentos, “el 9 de marzo de 1977 presenté una nota ante el juez para pedir la aprobación de la venta y el 14 me desaparecen”, aseguró Papaleo al recordar cuando un grupo de tareas la secuestró y la mantuvo cautiva en un centro clandestino de detención donde fue torturada y por donde también pasó su hermano Osvaldo, igual que otros integrantes de la familia Graiver. Papaleo dijo además que estaba evaluando pedir su ingreso al programa de testigos protegidos que lleva adelante el Estado en casos de delitos de lesa humanidad.


http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-152258-2010-08-30.html

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EL INFORME: PAPEL PRENSA LA VERDAD

Descargas Documento Final (Documento Final al 23-08-2010 hora 13) 
 


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La prensa adicta al kirchnerismo
28/08/10 El Gobierno creó una red de medios alimentada con fondos públicos.

PorAlejandro Alfie


Hay más de 50 medios de comunicación paraoficiales importantes, sin contar los blogs kirchneristas ni los programas que tienen esa misma línea editorial, como 6-7-8, Duro de Domar y TVR, de Diego Gvirtz, o La Mañana de Víctor Hugo Morales.

Más allá de sus distintos puntos de vista sobre diferentes temas, básicamente se dedican a generar “opinión pública favorable al proyecto kirchnerista”, según confiaron a Clarín dos editores de esos medios. Y también a atacar a los dirigentes políticos de la oposición y a los medios de comunicación que son críticos de la gestión oficial.

La mayoría de los medios kirchneristas fueron creados o comprados a partir de 2004 , financiados con dinero de la publicidad oficial, que se multiplicó 17 veces en los últimos seis años, al pasar de $ 46 millones en 2003 a $ 829 millones el año pasado, sin contar la publicidad oficial del programa “Fútbol para Todos”. Ese dinero se repartió -y se sigue haciendo- con absoluta discrecionalidad y sirve para alimentar la red de medios paraoficiales.

Un claro ejemplo de este crecimiento exponencial es el grupo Szpolski, que previo a la presidencia de Néstor Kirchner solo tenía el módico diario La U, que se repartía en las universidades, y en 2009 fue el grupo que recibió más pauta publicitaria oficial entre los medios gráficos, con $ 42,6 millones, que representó el 19,3% del total asignado por el Estado nacional. No hay cifras de lo que el Gobierno gastó este año, pero seguramente esa cifra se incrementó , ya que Szpolski lanzó en mayo el diario Tiempo Argentino.

Otro ejemplo es Página 12, que fue el diario q ue más dinero recibió en publicidad oficial en 2009, pese a haber vendido un promedio de 13.000 ejemplares diarios. Pasó de recibir $ 14,1 millones en 2006 a 41,6 millones en 2009, de modo que el Gobierno pagó $ 8,8 por cada ejemplar vendido durante el año pasado.

Distinta es la situación del diario Crítica, que el año pasado recibió sólo $ 2 millones en publicidad oficial , con un promedio de venta de 9.000 ejemplares diarios, y que en abril de este año tuvo que cerrar.

A nivel de medios audiovisuales hay que destacar el caso de la productora de Diego Gvirtz, que cobrará $ 11,5 millones este año de Canal 7 por el programa 6-7-8, sin contar la publicidad oficial. Gvirtz también produce los programas TVR y Duro de Domar, en Canal 9, que emiten los mismos informes especiales que 6-7-8 y tienen la misma línea editorial.

El nivel de gastos del Gobierno en su política hacia los medios no sólo incluye la publicidad oficial. Hay que sumar lo que gasta en el Fútbol para Todos, la Televisión Digital y los medios del Estado. En total, estaría en torno a los $ 2.500 millones para este año, una cifra alta si se compara con lo que figura en el presupuesto para gastar en Trabajo ($ 2.871 millones), Agua Potable y Alcantarillado ($ 3.122 millones); Ciencia y Técnica ($ 5.176 millones); y Salud ($ 10.161 millones).

Más allá del dinero que destina el Gobierno a los medios kirchneristas, la otra cara de esa política son los duros ataques hacia la prensa crítica.

Medios del Estado. Canal 7. Señales Encuentro, Paka Paka *, IncaaTV *, TélamTV * y Telesur. Radios AM Nacional, FM Folklórica, FM Clásica y FM Rock. Arsat. Canales 22 a 25 de la TV digital. TV satelital *. Agencia Télam. Medios de los estados provinciales y municipales.
Grupo Szpolski. Diarios El Argentino, Tiempo Argentino, Diagonales, Buenos Aires Económico, La Gazeta del Cielo; Radio América. Canal CN23. Semanario Miradas al Sur. Revistas Veintitrés, Veintitrés Internacional, Newsweek Argentina, 7Días, Contraeditorial, Asterisco y Lonely Planet. Agencia Infofax.
Grupo Gvirtz (Productora PPT). Programas 6-7-8, en Canal 7; TVR y Duro de Domar, en Canal 9.
Grupo González González. Canal 9 de Buenos Aires, Canal 43 de la TV Digital y FM Aspen.
Víctor Hugo Morales. Programa La Mañana, en Radio Continental, y A Título Personal, en Radio Nacional.
Editorial La Página. Diarios Página 12 y Rosario 12.
Grupo Moneta. Radios Belgrano, Splendid, Libertad, Rock & Pop, FM Blue, FM Metro, FM San Isidro Labrador. Revistas El Federal, Bacanal, Jineteando, Dinámica Rural. Semanario Infocampo. Programa de TV Infocampo, en Canal 9.
Electroingeniería. Radio AM del Plata. Su director comercial es Sergio Szpolski. Del Plata tiene una red de 44 radios FM.
Debate. Revista Debate, fundada por Héctor Timerman, a cargo de Marcelo Capurro.
Blogueros K. Más de 200 blogs kirchneristas en Internet.
Grupo Jaime-Katz. Diarios La Unión, de Lomas de Zamora, y La Mañana, de Córdoba. Radios LV2 y FM 99.7, de Córdoba.
Grupo Santa María (SUTERH). Radio AM 750. Revista Caras y Caretas. Semanario Diario Z.
Madres de Plaza de Mayo. Radio AM530-La Voz de las Madres. Canal Infomadres *. Revista Sueños Compartidos .
Grupo Rudy Ulloa. Diario El Periódico Austral. Canales 2, 5 y 10, de Río Gallegos; canal 5, de El Calafate. Revistas Actitud y KA. Radios FM Estación del Carmen y FM El Calafate. Sky Productions. Cielo Producciones.
Eduardo Feinmann.Programas en Radio 10 y C5N.
Grupo Olmos. Diarios Crónica y El Atlántico -de Mar del Plata-.

La mayoría de los medios tienen, además, sus sitios en Internet.

* Está previsto lanzarlo este año.



informe papel prensa  -
Papel Prensa: "La Verdad" de Clarín y La Nación

Clarín y La Nación dieron difusión a una serie de documentos por medio de los cuales buscan desmentir irregularidades en la compra de las acciones.


El primer documento emitido por los accionistas privados comienza: "El ex Presidente Néstor Kirchner está desarrollando un plan para controlar y dominar a los medios que no le son afines. Esta política se acentuó luego de la derrota del Gobierno en las elecciones legislativas del año pasado, cuando Kirchner culpó del resultado electoral a la posición editorial de los medios".

PAPEL PRENSA DOCUMENTO 2010.pdf, PAPEL PRENSA DOCUMENTOS RESPALDATORIOS PARTE 1.pdf
 
http://www.lanoticia1.com/noticia/papel-prensa-la-verdad-de-clarin-y-la-nacion-108107694.html


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El gobierno de macri la había adjudicado y luego se volvió atrás
Cablevisión perdió una licitación de la ciudad por la disolución de Fibertel
Publicado el 24 de Agosto de 2010

Por Equipo de Economía
Fue en 2009 y era un concurso para proveer Internet. Una empresa competidora denunció que la operadora de TV paga del Grupo Clarín no podía ganar porque carecía de licencia. El procurador de la ciudad le bajó el pulgar.

Un año atrás, Cablevisión perdió una licitación del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires porque la licencia de Fibertel estaba caduca, es decir por las mismas causas por las cuales ahora el gobierno nacional le impide ofrecer el servicio de Internet.
Notablemente, el gobierno de Mauricio Macri le había adjudicado el concurso –para provisión de Internet en las dependencias de la Dirección General de Estadísticas y Censos– pero luego debió dar marcha atrás por las impugnaciones que presentó otra competidora de la misma licitación, para la cual Cablevisión no contaba con la licencia para operar en el negocio de Internet. La impugnación fue aceptada por la Procuración General de la ciudad.
Es decir, el gobierno de Macri sabía perfectamente que la operación de Cablevisión en Internet era ilegal. Así y todo, el jefe de gobierno porteño embistió contra la decisión del gobierno nacional de sacarle la licencia a Fibertel con argumentos furiosos. Dijo que “constituye un nuevo avasallamiento del kirchnerismo hacia la sociedad argentina”. “Los Kirchner utilizan las instituciones del Estado nacional para castigar a los opositores, no miden las consecuencias, no aceptan el disenso y son intolerantes, al extremo que en este caso ni siquiera les importan los usuarios que utilizan desde hace años el servicio de Fibertel”, abundó.
Según la documentación a la que accedió Tiempo Argentino, en los primeros meses de 2009, la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos del gobierno de la ciudad (AGIP), que depende de la Dirección de Estadísticas y Censos, llamó a contratación directa para la prestación de servicios de Internet a varias empresas, y tras los análisis de rigor preadjudicó a Cablevisión la Contratación Directa Nº 3941/2009. El 24 de julio, la Dirección de Estadísticas y Censos le anunció a Cablevisión que su propuesta había sido aprobada.
Días después, una de las siete empresas que concursaron denunció que Cablevisión “no posee licencia única para prestar servicio de telecomunicaciones y que no ha obtenido la autorización de la autoridad de aplicación para modificar su situación societaria”. Se trata de la misma información que presentó este diario, cuando dio a conocer el prospecto que el Grupo Clarín envió a la Bolsa de Londres, en el cual reconocía que no contaba con la autorización final para la serie de fusiones que estaban llevando adelante.
La AGIP acusó recibo de la impugnación y pidió más información a Cablevisión, que respondió esquivando la cuestión de fondo.
Confundido ante la respuesta de la compañía, el día 7 de agosto, el gobierno de la ciudad avanzó un paso más allá para cerciorarse de si, efectivamente, había una irregularidad. Así es que pidió intervención en el expediente a la Procuración General del gobierno de la ciudad, organismo que el 18 de agosto pidió a la Agencia de Sistemas de Información porteña que determine la razonabilidad de la demanda contra Cablevisión.
El ente que desarrolla los sistemas informáticos de las distintas dependencias del gobierno de la ciudad se tomó tres días y, el 21 de septiembre, dictaminó que si bien Cablevisión “reúne las condiciones técnicas para prestar el servicio que se le solicita”, se declaraba incompetente en relación a la fusión de la empresa de TV paga del Grupo Clarín con Fibertel.
Con este informe en la mano, la Procuración intimó el día 4 de octubre a Cablevisión a que presentara en el plazo de 10 días hábiles “la conformidad a la fusión operada, emanada por la Secretaría de Comunicaciones de la Nación”. Al mismo tiempo, advirtió que “transcurrido el plazo estipulado, y en el caso de que la firma Cablevisión no presente la documentación requerida, deberá hacerse lugar al recurso de reconsideración deducido por la firma” denunciante, cuyo nombre no trascendió.
Así las cosas, el 9 de noviembre Cablevisión presentó un largo escrito dirigido a la Dirección General de Estadísticas y Censos para que “desestime el recurso de reconsideración” que había planteado la firma competidora. Pero en ese escrito no mostró ninguna prueba que determinara que la licencia de Fibertel le pertenecía, en particular la aprobación de la Secretaría de Comunicaciones.
El epílogo fue el lógico: el 12 de noviembre, la misma dirección de estadística resolvió el “hágase lugar al recurso de reconsideración” que había sido interpuesto por la competencia, y revocó la Disposición 054, que era la que había aprobado la contratación directa a favor de Cablevisión.
De todas maneras, y pese a que el jefe de gobierno es uno de los primeros cruzados en contra de la revocación de una licencia ilegal, esta irregularidad en la contratación también estuvo a punto de darse en otro de los bastiones clave del macrismo, como lo es el Banco Ciudad. Sin embargo, la gestión realizada por una de las telefónicas que se dividen el país cortó de cuajo la invitación a Cablevisión para que siguiera participando de esa licitación.





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ENTREVISTA DE NELSON CASTRO A OSVALDO PAPALEO - DICHOS ISIDORO GRAIVER - Y EL PAPEL DE LA OPOSICION - Aug 27



PAPEL PRENSA: "A LA OPINION PUBLICA" NOTA DIARIO CLARIN DE MAYO DE 1977 - Aug 23


 
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Fibertel dejó de existir como persona jurídica ¿Cómo puede prestar un servicio una empresa que no existe y otra que no tiene licencia? - Aug 23

CORREO DE FIBERTEL - Aug 22


COLGADOS DE LA BANDA ANCHA - FIBERTEL - Aug 21

EL PAPEL DE LA OPOSICION EN DEFENSA DE CLARIN POR FIBERTEL, PAPEL PRENSA Y ANTE LA LEY DE MEDIOS ¿ MAGNETTO MUEVE LOS PEONES? - Aug 20


LECTURA RECOMENDADA: SILVIA BLEICHMAR Y LAS COORDENADAS SOCIALES DEL NEOLIBERALISMO - “Para poder pertenecer hay que dejar de ser uno mismo” - Aug 20

LEUCO, TIMERMAN, TENEMBAUM, FONTEVECCHIA, CLARIN Y LA DICTADURA - FOTOS VARIAS - Aug 19

TRATAMIENTO DEL 82% MOVIL EN DIPUTADOS - Aug 18

Macri: "Nos vamos a subir al tren aunque tengamos que tirar a Kirchner por la ventana" - Aug 18

EL APOYO DE FONTEVECCHIA A MAGNETTO Y LA VOZ DE MORENO EN PAPEL PRENSA - Aug 15

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Domingo, 29 de agosto de 2010

EL PAIS › LA INVESTIGACION DEL FISCAL MOLINAS DE 1984 DETERMINO
“La Junta lo decidió”
La Fiscalía de Investigaciones Administrativas encontró que la Junta Militar tomó la decisión de sacarles la papelera a los Graiver por la fuerza. “Esto surge también de todas las declaraciones informativas o testimoniales reunidas –determinó Molinas– y no sólo de declaraciones de los integrantes del Grupo.”

Por Irina Hauser

“Como surge de lo expuesto, al conocerse la muerte de David Graiver (el 9 de octubre de 1976) y la quiebra del grupo, las máximas autoridades nacionales del momento tomaron la determinación de liquidar el grupo; para ello decidieron obligar a los herederos a transferir las empresas. En nuestro caso, la Junta de Comandantes decidió que el Grupo Graiver debía transferir el paquete accionario clase A de Papel Prensa S.A. Esto surge claramente, no sólo de las dichos de los integrantes del Grupo Graiver, sino de todas las declaraciones informativas o testimoniales reunidas.” La cita textual es de hace veintidós años y forma parte del dictamen que firmó el entonces fiscal de Investigaciones Administrativas Ricardo Molinas cuando concluyó el expediente que ya entonces había puesto la lupa sobre la transferencia de acciones de los Graiver en Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón. La investigación, iniciada en 1984, daba por hecho que la venta se hizo en un contexto de sucesivas presiones, que se montaban a la situación de ahogo financiero del grupo, y también que fue previa a los secuestros de varios de sus integrantes para evitar que la empresa terminara en poder de la Comisión Nacional de Reparación Patrimonial (Conarepa), que se quedaba con los bienes de los detenidos.

La investigación de Molinas, nombrado fiscal general en la presidencia de Raúl Alfonsín, se abrió con una denuncia del sindicalista Norberto Imbelloni, cercano a Herminio Iglesias en esa época, que de manera genérica pedía que se esclareciera si hubo delitos como extorsión, defraudación o hasta asociación ilícita en el traspaso del paquete mayoritario de Papel Prensa a los tres diarios, que se produjo entre noviembre de 1976 y enero de 1977. Molinas se embarcó en la pesquisa, del mismo modo que encaró otras de tenor similar como la del secuestro extorsivo de los empresarios textiles Federico Gutheim y su hijo Miguel. El menemismo lo expulsó en 1991 de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas (FIA) y fue diputado hasta 1995 por el Partido Demócrata Progresista.

El expediente de la FIA, que llevó cuatro años de averiguaciones y declaraciones, era terminante en sus conclusiones: cuestionaba la compraventa de Papel Prensa por considerar que había sido forzada y teñida de irregularidades; se dio en un escenario de grandes dificultades económicas para el grupo pero no fue éste el que promovió la venta a Fapel SA sino a la inversa, y la oferta a precio vil llegó tras una cadena de advertencias que provenían de los jerarcas de la dictadura; la junta militar investigaba los vínculos de los Graiver con Montoneros por lo menos desde septiembre de 1976, o sea dos meses antes de la transacción; los secuestros de los Graiver y su entorno se produjeron una vez que la compañía ya estaba en manos de los diarios.

A los 35 años David Graiver era dueño de varios bancos, como el Comercial del Plata y el de Hurlingham en Argentina, el Banco para América del Sur de Bruselas, el American Bank and Trust y el Century en Estados Unidos, y tenía empresas de todo tipo, desde inmobiliaria hasta imprenta. Su ingreso a Papel Prensa se produjo en 1973, cuando compró las primeras acciones. Terminó siendo socio mayoritario, a medida que acordó la transferencia de acciones clase “A” de los fundadores de la empresa (César Civitta, César Doretti y Luis Rey). Los Graiver estaban representados por Galería Da Vinci y Rafael Ianover. La asamblea de accionistas de la productora de papel –que tiene participación del Estado– todavía no había aprobado la adquisición de acciones por parte del grupo, cuando se produjo la extraña muerte de David Graiver en un accidente aéreo en México.

Palabras indelebles
La viuda de Graiver, Lidia Papaleo, y su hermano Isidoro Graiver declararon en la investigación de Molinas en 1985. Sus relatos sobre lo que ocurrió con posterioridad al fallecimiento de David Graiver son prácticamente idénticos, según pudo constatar Página/12 al leer el viejo expediente, y pintan el clima previo al traspaso societario.

Ambos coincidieron en que en octubre de 1976 el abogado de la familia, Miguel de Anchorena, se había puesto en contacto con ella para advertirle que “había recibido una información de Francisco Manrique –el ex ministro de Acción Social– cuyo contenido era, sintéticamente, que el gobierno nacional vería con agrado la desaparición del conjunto empresario Graiver como tal, para lo cual sería necesaria la venta de los paquetes accionarios del Banco Comercial del Plata, del Banco de Hurlingham y del paquete de control, o mejor dicho del control accionario, de PPSA (Papel Prensa) estimando que los compradores lógicos de este último paquete eran los diarios Nación, Clarín y Razón”. Esas eran las palabras de Isidoro, quien además aclaró que Manrique “en el ínterin ratificó” lo que había dicho Anchorena. Las palabras de Lidia fueron casi las mismas. Quien interrogaba en la fiscalía era el hijo del fiscal Molinas, Fernando Molinas. La pregunta que originó aquellas respuestas era “cómo se había elegido el comprador” y si había “existido algún tipo de presión por parte de autoridades públicas o particulares”.

La semana pasada Isidoro sostuvo primero en una carta ante un escribano y luego ante el juez Arnaldo Corazza que nadie le indicó quién debía ser el comprador y que la compra se hizo con el mejor oferente. En los papeles de la FIA no se consignan otros oferentes, ni los menciona él en su declaración ante ese organismo, como no lo hace tampoco Lidia Papaleo. Ella, en cambio, suma al relato de entonces un episodio con Pedro Martínez Segovia, presidente de Papel Prensa y muy cercano a Martínez de Hoz, que la invitó a encontrarse en el bar del Plaza Hotel, donde le dijo que estaba al tanto de las tratativas para la venta de las acciones y señaló que “esa venta no podía efectuarse ni a personas de la colectividad judía ni a un grupo extranjero”. Cuando le tocó declarar, Martínez Segovia admitió el encuentro, contó que tomaron el té, pero dijo que no recordaba qué le había dicho a la viuda de Graiver.

Rafael Ianover, al presentarse en la FIA y asumirse como prestanombre de David Graiver, relató que cuando se aproximaba la asamblea de accionistas prevista para el 3 de noviembre del ’76, donde se debía tratar el pase de acciones de los antiguos dueños a Galería Da Vinci (para luego ser transferidas a Clarín, Nación y La Razón), recibió un “pedido”: Manuel José Benito Campos Carlés –titular de Fapel y apoderado de La Nación– le dijo que el secretario de Desarrollo Industrial, Raymundo Podestá, le pedía que no fuera a la reunión “para que la asamblea no fracasara solamente por la ausencia del representante estatal”. La asamblea, en efecto, no tuvo quórum. La noche anterior, el 2 de noviembre, firmaron la venta bajo la amenaza de que podían quedarse sin nada. El precio, declaró Lidia Papaleo, era mucho “menor al que” aspiraban pero “no había otra alternativa”, dijo. Tanto ella como Ianover en sus manifestaciones recientes dijeron que no hubo ninguna chance de opinar sobre el precio ni la forma de pago: el valor fijado fue cercano a un millón de dólares y el adelanto de 7 mil dólares.

Ianover dijo también que poco antes de la operación un grupo de tareas había ingresado a su casa, tomaron a sus hijos y a la empleada como rehenes y antes de irse le hicieron firmar un papel que decía que no faltaba nada. Agregó que Patricio Peralta Ramos –de La Razón– le había dicho que si firmaba el convenio no le iba a pasar nada. Sin embargo, fue detenido en abril de 1977. Igual que Juan Graiver y Eva Gitnacht (padres de David), Lidia Papaleo de Graiver, Isidoro Graiver y su esposa Lidia Brodsky, Jorge Rubinstein (abogado de los Graiver, quien murió en la tortura según los testimonios), Silvia Banjul (empleada del grupo) y Lidia Gesualdi (secretaria de David y luego de Lidia), todos cautivos desde marzo de ese año en adelante y sometidos a torturas en centros clandestinos de detención del llamado “Circuito Camps”, en la provincia de Buenos Aires. La asamblea de accionistas de Papel Prensa había aprobado la venta a Clarín, La Nación y La Razón a mediados de enero, dos meses antes.

Acusados
La investigación del fiscal Molinas incursionó en varios ejes y uno de ellos tuvo que ver con la constitución inicial de Papel Prensa y sus sucesivas composiciones accionarias. A su entender, hubo irregularidades desde los orígenes, ya que se hizo una adjudicación directa porque ninguna empresa cumplía con los requisitos de base y luego, las transferencias se encadenaron vía testaferros y sin aprobación en asamblea.

Un tramo de la pesquisa se centra en la relación de los Graiver con la agrupación Montoneros y da por hecho que el origen del dinero de sus operaciones era dudoso. Muestra que la junta militar venía investigando al grupo en su vinculación con Montoneros desde por lo menos dos meses antes de la venta de Papel Prensa y luego, ya detenidos, los sometieron a un Consejo de Guerra. Hace hincapié, para eso, en la declaración del propio represor Emilio Massera, quien señala el 15 de septiembre como momento en que “la Junta Militar había tomado conocimiento de los hechos relativos al caso Graiver” y que “de acuerdo con lo que surgía de las investigaciones realizadas, dicho Grupo habría tenido estrechas vinculación y colaboración con la subversión”. En la misma línea declara Martínez de Hoz.

Sobre esa base, su dictamen final advierte que a pesar de todo, y del carácter de accionista del Estado en la empresa, los ex comandantes “trataron y resolvieron” la venta como “una cuestión estrictamente comercial”. En la lógica del terrorismo de Estado, Molinas mostraba un escenario absurdo. Los militares, aunque “conocían –dice– la situación financiera del grupo, a pesar de haber investigado y comprobado según sus propios dichos la vinculación de David Graiver con Montoneros en ese entonces declarada al margen de la ley”, no propiciaron y hasta forzaron la venta de Papel Prensa.

“Insólitamente, la Junta asistió impávidamente al enajenamiento de todos los principales bienes del grupo y recién después que ellos fueron transferidos, procedió a detenerlos” e “intervenir los bienes” restantes. “En la práctica la Junta militar ocultó todo lo referente a la vinculación GraiverMontoneros hasta la finalización de la transferencia del paquete accionario de Papel Prensa”, afirma.

El dictamen, finalmente, acusa a los dictadores Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, a Martínez de Hoz y al secretario Raymundo Podestá por los delitos de encubrimiento, abuso de autoridad, incumplimiento de sus deberes y administración fraudulenta. Propone que se revoquen parte de los convenios por los que se reparó patrimonialmente a los Graiver y gira las actuaciones al Poder Ejecutivo, para que haga su propia investigación (algo que recién ocurre ahora). En cuanto a los tres diarios, Molinas concluye que no tiene pruebas para incriminarlos y que, hasta ese punto, aparecen como compradores “de buena fe”,

“Nuestra hipótesis inicial y lo que se pudo comprobar en la investigación es que la junta militar quería sacarles Papel Prensa a los Graiver y desvincular la operación de cualquier posible circunstancia ilícita. A su vez, todo hacía pensar que no se la iban a entregar a cualquiera, ellos eligieron al comprador, pero no aparecieron pruebas al menos hasta ese momento de que los diarios actuaran en connivencia. Esperábamos que esa línea se profundizara en el juzgado”, le dijo Fernando Molinas a este diario. Pero nada ocurrió, ni siquiera avanzó el caso contra los dictadores, que terminaron sobreseídos por prescripción por decisión del entonces juez federal Néstor Blondi.

Hasta hace apenas unas semanas, cuando el juez federal Daniel Rafecas se declaró incompetente para investigar los hechos sobre la venta de Papel Prensa que surgieron de los testimonios recibidos este año en la Secretaría de Comercio y los envió al juez Corazza para que los incorporase a la causa sobre el circuito Camps de centros de detención clandestinos. A esto, en los próximos días se sumará la presentación que están preparando la Procuración del Tesoro y la Secretaría de Derechos Humanos. La Justicia tendrá entonces otra oportunidad para fallar sobre el tema.




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Domingo, 29 de agosto de 2010


EL PAIS › SE RADICALIZA LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS

Piedra, papel y tijera
La confrontación del Grupo Clarín con el gobierno nacional se agudiza y ordena el panorama político. La reafirmación del poder presidencial frente a las corporaciones y la apertura institucional a los otros poderes pone a la oposición en una disyuntiva: con el interés público pero cediendo la iniciativa al gobierno, u oponiéndole su propia agenda subordinada al interés de los privados más poderosos.

Por Horacio Verbitsky
El carácter de batalla decisiva que todos los involucrados le asignan no estimula el pensamiento crítico sobre cada aspecto de un caso que corta en forma transversal la historia argentina del último medio siglo, tan despoblada de ángeles y vírgenes. Las controversias entre miembros de la familia Graiver son apenas ruido de fondo que distrae del tema central. Por eso conviene ceñirse a lo que cada uno dijo antes de que comenzara esta pelea entre el Grupo Clarín y el gobierno, cuando el apellido Kirchner refería al arte alemán y no a la política argentina.

Todos los actores coinciden en que la escena política y económica muestra el más alto grado de polarización en décadas. El ex presidente Néstor Kirchner sostuvo en varios discursos de la última semana que se trata de “profundizar el modelo y la distribución del ingreso”, que la presidente CFK enfrenta a las corporaciones mientras la oposición pide instrucciones al Grupo Clarín. En un documento previo al discurso presidencial, los diarios Clarín y La Nación sostuvieron que “el Gobierno nacional pretende adueñarse de los activos de Papel Prensa” y “someter a los medios de comunicación independientes”, una línea de la que les cuesta retroceder aun después de que fuera desmentida por los hechos. Sus principales columnistas deploran que se esté apagando la libertad pero celebran que los hombres de negocios rechacen la prepotencia oficial. Algunos políticos se han quedado sin adjetivos: para la diputada Elisa Carrió ahora “el gobierno cruza el límite entre democracia y autoritarismo”. Pero hace cuatro años ya opinaba que “Kirchner es igual a Hitler”. Este lento alejamiento de Hitler de la democracia es un notable aporte aborigen a la ciencia política. Para el precandidato presidencial del peronismo opositor, Felipe Solá, los empresarios “se pusieron las botas”. Las principales entidades patronales claman que no existe en el país seguridad jurídica, mientras sus empresas muestran resultados excepcionales, que explican los índices de inflación mejor que la ortodoxia monetarista. Ricardo Alfonsín dijo que le llamaba la atención que el tema de Papel Prensa no hubiera aparecido antes, lo cual constituye un involuntario reconocimiento de la diferencia entre este gobierno y los anteriores.

Mitos y realidad
Pese a la dificultad de un análisis propio que eluda ese exacerbado antagonismo, es inocultable que los grupos económicos que estuvieron entre los grandes apoyos de Kirchner son hoy los mayores adversarios de CFK. Pero esta constatación desmiente el relato machacado a derecha e izquierda sobre el ex mandatario como única autoridad verdadera. Del mismo modo, la decisión presidencial de dar intervención al Congreso y a la Justicia colisiona con la fábula del régimen autoritario que concentra poder a expensas de las libertades públicas, repetida sin desmayos desde hace años, pero no alcanza para disiparla: un reacomodamiento mediático de urgencia explica que sólo la firme posición de políticos y hombres de negocios e incluso del gobierno de Estados Unidos habría forzado el retroceso en la decisión de expropiar Papel Prensa. CFK ha continuado la reconstrucción de la autoridad presidencial y la primacía de la política sobre los poderes fácticos que Kirchner inició en 2003, cuando el descrédito del sistema representativo democrático había llegado a un punto intolerable. Pero además le agregó una dosis de institucionalidad que faltó cuando sólo había urgencias, algo que tampoco es fácil de apreciar a través del lente manchado con tinta de imprenta que enturbia las percepciones de la opinión pública. Los accionistas privados de Papel Prensa ya habían presentado una querella contra el secretario de Comercio Mario Guillermo Moreno en la que le atribuyeron usurpar facultades investigativas que sólo competen al ministerio público y a la justicia. El abogado de Moreno, Alejandro Rúa, respondió que si se encontraran hechos delictivos el informe sería “elevado a los organismos competentes” para que la pesquisa continuara en la justicia, “a cargo de órganos que satisfagan exigencias de independencia e imparcialidad, con amplias posibilidades de ejercer el derecho de defensa”, como anunciaba la resolución de marzo de 2010 que inició la investigación. Rúa sostiene que Bartolomé Mitre y Héctor Magnetto presentaron una “improcedente contraquerella”, buscando pasar de acusados a acusadores en un juzgado diferente al que debe investigar los delitos aberrantes que se habrían cometido entonces.

Crímenes y pecados
Una primera lectura del material recolectado permite arriesgar que son contundentes las pruebas acerca de la connivencia con el Estado terrorista de los diarios que compraron las acciones de los Graiver en 1976, con los vendedores en un estado de extrema vulnerabilidad. Esto es explícito en la cobertura periodística de aquellos años e incluso en los comunicados que los diarios emitieron entonces para explicar que su ingreso en la fábrica había sido “previa consulta y conformidad de la Junta de Comandantes en Jefe”. Tampoco es dudoso el uso que hicieron de Papel Prensa para consolidar una posición dominante en un mercado informativo de creciente concentración y con generosos subsidios estatales, desde los aportes de capital con diferimientos impositivos hasta las tarifas de la energía y los diferenciales de tasas de interés entre el crédito estatal y su colocación ilegal en bancos privados. Con la misma lógica con que confesaron aquel vínculo con la dictadura, esos accionistas admiten ahora que “controlar el papel es controlar la información”. Asegurar que nadie lo controle en el futuro es la responsabilidad que la presidente delegó en el Congreso, donde su partido está en minoría, para que declare de interés público la producción, distribución y comercialización de pasta celulosa y de papel de diario y regule sus condiciones, supervisada por una comisión bicameral y con participación de todos los diarios en un consejo asesor. La oposición debe elegir entre representar el interés público, acompañando la iniciativa del Poder Ejecutivo al que aspira a suceder, o afirmarse en su intransigencia pero asociada a los intereses particulares más poderosos. No es una disyuntiva fácil.

Diarios sí, judíos no
Menos claro es que pueda demostrarse la participación de alguno de aquellos accionistas en crímenes de lesa humanidad, los únicos que impedirían la prescripción. El testimonio del ex empresario y timador José Pirillo es tan verosímil como la solicitada de Isidoro Graiver. Pirillo pretende que hace un cuarto de siglo, cuando la adopción de los hijos de Ernestina Herrera de Noble no formaba parte de la agenda pública, Magnetto le dijo que se los había conseguido Videla. Los mejores datos para argumentar la complicidad con un delito de lesa humanidad no están en el informe que los reformadores del INDEC tipearon con los guantes de box puestos, sino en la investigación realizada entre 1984 y 1988 por el ex fiscal nacional de investigaciones administrativas Ricardo Molinas. Ese trabajo incluye declaraciones del ex dictador Emilio Massera y del ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, que datan el comienzo de las investigaciones sobre la relación entre los Graiver y Montoneros antes de la transferencia de acciones a los tres diarios, y de Lidia Papaleo e Isidoro Graiver sobre las presiones para vender a los actuales accionistas. Massera declaró que “el 15 de setiembre de 1976 la Junta Militar había tomado conocimiento de los hechos relacionados al caso Graiver, girando los antecedentes al ministerio de Economía para su informe”. Martínez de Hoz confirmó que al morir David Graiver en agosto de 1976 “se había dispuesto la investigación de todo lo relativo al denominado caso Graiver”. Lidia Papaleo le contó al fiscal Molinas que el ex ministro Francisco Manrique, amigo de su esposo, le hizo saber que el gobierno quería que el Grupo Graiver desapareciera y que “el comprador indicado” para sus acciones en Papel Prensa eran los tres diarios. El primo de Martínez de Hoz, Pedro Jorge Martínez Segovia, a quien Graiver había colocado como presidente figurón de Papel Prensa, llevó a la flamante viuda a caminar por la Plaza San Martín, pero no para consolarla: allí le dijo que no podía vender el paquete accionario de la papelera a “personas de la colectividad judía ni a un grupo extranjero”. Martínez Segovia admitió el diálogo pero pretendió que sólo había sido “un consejo, atento a las circunstancias del momento” (sic). Isidoro Graiver confirmó que Manrique le había transmitido al abogado de su cuñada, Miguel Anchorena, que “sería necesario” ceder el control accionario de Papel Prensa a los tres diarios, que eran “los compradores lógicos”. Pocos días después recibió la visita de Guillermo Gainza Paz, quien en representación de los diarios propició una reunión con sus directivos, que se realizó en la sede de Clarín. Pero las tratativas no prosperaron porque la oferta que les hicieron era “totalmente inadecuada”. Por Manrique supieron que el Estado no autorizaría que las acciones que David Graiver había comprado a través de testaferros cuando su protector José Gelbard era ministro de Economía, se inscribieran como propiedad del grupo familiar, con lo cual perderían todo. (Gelbard era otro de los que acosaban a la viuda. Su abogado, Gustavo Caraballo, le exigía el pago de una deuda por seis millones de dólares). En ese momento los diarios propusieron una nueva reunión, que se realizó en la sede de La Nación. Allí se firmó la venta. Isidoro Graiver dijo que “no tuvieron otra oferta mejor que la aceptada, dado lo exiguo del tiempo”. Ese precio fue tan bajo que el representante del ministerio público que defendía los intereses de la hija menor de David Graiver y Lidia Papaleo lo objetó en el juicio sucesorio, de modo que la transacción nunca se cerró, hasta que el presidente Raúl Alfonsín accedió a indemnizar a la niña. Desde entonces, María Sol no tiene ningún reclamo pendiente. Los mismos personajes aparecen, pero con sutiles variantes, en la biografía autorizada de Magnetto, “El hombre de Clarín”: habría sido el abogado de Graiver quien tomó contacto con Gainza Paz y a través suyo hizo el ofrecimiento de venta a los diarios. Cuando se reunieron en Clarín habría sido Anchorena quien formuló un pedido de diez millones de dólares, que los diarios no aceptaron. Según el libro, Manrique le recomendó a Papaleo que vendiera, dadas “las nuevas circunstancias políticas”, en las que “con la complicidad de algunos funcionarios” se estaba tramando “una maniobra de desapoderamiento” de los Graiver. “Ante el riesgo de perderlo todo”, fue Anchorena el que apuró a los diarios, que entonces decidieron blanquear las negociaciones con la Junta Militar, cuyos miembros “no manifestaron objeciones”. El autor del libro de Magnetto es José Ignacio López, desde esta semana vocero del diario La Nación. En las conclusiones de su dictamen, Molinas dio por probado que la Junta Militar conocía la relación de Graiver con Montoneros pero en vez de impedir la venta a los tres diarios la autorizó. En consecuencia, denunció a los miembros de la Junta por encubrimiento e incumplimiento de sus deberes como funcionarios. No hizo lo mismo con los accionistas privados porque sus atribuciones como fiscal se ceñían a investigar a los funcionarios y porque el interventor designado por Videla en la papelera se manejó en forma clandestina, de modo que consignó anomalías e irregularidades en la transferencia y la operatoria posterior pero sin escuchar a los accionistas, lo que “resulta inconcebible en un estado de derecho” pero era habitual en 1977. Debido a esa ilegalidad no es posible formularles “un cargo concreto, apareciendo –prima facie– como terceros de buena fe y consolidados luego de muchos años al frente de la empresa”. La operación había sido denunciada a la Junta Militar por el Banco de Intercambio Regional (de José Rafael Trozzo). Esto refleja las pugnas internas en la Junta Militar. El interventor era el capitán de navío en actividad Alberto D’Agostino, cuya designación fue impulsada por Massera, quien así intentaba voltear la transferencia apadrinada por Videla. Pese a la contundencia de su informe final, Videla lo archivó sin seguir sus recomendaciones. Fernando Molinas, hijo y secretario del ex fiscal, sostiene que su padre pidió a Alfonsín la nulidad de la venta a los diarios. Es posible que haya sido un reclamo verbal, pero no figura en el dictamen firmado el 29 de febrero de 1988.




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Domingo, 29 de agosto de 2010

EL PAIS › FERNANDO MOLINAS, HIJO DEL FISCAL ADMINISTRATIVO

Lo que encontró el funcionario

Por Irina Hauser
“Me da mucha bronca que ahora los diarios (por La Nación y Clarín) digan que el fiscal (Ricardo) Molinas, mi papá, concluyó que no hubo irregularidades en la transferencia de acciones de Papel Prensa. Eso no es así, el dictamen de la fiscalía señalaba numerosas irregularidades. Fue evidente que ese traspaso se hizo rápido, que incluso hubo situaciones y cruces dentro de la propia junta militar que lo precipitaron y que se procuró que Papel Prensa quedara fuera de los bienes que iban a parar a la Conarepa. Por eso la detención de los Graiver es posterior”, dijo Fernando Molinas a Página/12.

Molinas hijo intervino personalmente en la investigación sobre Papel Prensa que llevó adelante la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas cuando la dirigía su padre, que falleció en 2006. El mismo se encargó de tomar las declaraciones, entre otros, a Lidia Papaleo de Graiver, a su cuñado Isidoro, a Rafael Ianover y los dictadores. “Yo las tipeaba”, recuerda.

“Nuestra hipótesis inicial era que querían sacarles Papel Prensa a los Graiver y desvincular la operación de cualquier circunstancia ilícita”, explica. “Para nosotros esto surgía también claramente del contexto que describían los testigos, como la advertencia que dice Lidia Papaleo que le hace llegar (Francisco) Manrique de parte de los militares para que se deshiciera de los bienes del grupo. Si viene alguien de ese nivel con ese mensaje es una presión, o más bien una orden”, repasa. “Isidoro Graiver –dice Molinas– declaró exactamente lo mismo en aquel entonces.”

“En el dictamen –agrega– señalábamos que la transferencia se basó en hechos irregulares: la cooptación de acciones del grupo fundador por parte de Galería Da Vinci debía tener aval del Estado, como accionista, y no la tuvo; y además el dinero del grupo Graiver podía tener origen ilícito, basado en la relación con Montoneros, entonces no se entiende cómo la junta militar lo aprueba a pesar de que tenía absoluto conocimiento.” “Aunque también formaba parte de nuestra hipótesis, no se pudo demostrar la complicidad de los diarios, no surgieron las pruebas”, justifica. Esperaban, comenta, que luego el juez a cargo profundizara esa línea de investigación, aunque también presumían que podía declarar todo prescripto. Y eso fue lo que ocurrió en 1989, Jorge Néstor Pinzón desistió del recurso.


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98-06-07

DIA DEL PERIODISTA

UNA MISIÓN DE LA SIP CONSTATÓ EN 1978 QUE PARA LOS EDITORES DE DIARIOS LA SEGURIDAD NACIONAL TENÍA PRIORIDAD SOBRE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN



Cooperación- "Otros editores y directores dijeron que no le dan espacio a la violencia porque están de acuerdo con la campaña del gobierno en contra del terrorismo y que van a cooperar".

Una foja del informe original de la SIP de 1978



Un documento invalorable para una reflexión sin autoindulgencia ni hipocresía.



Hoy es el Día del Periodista y los medios se cantan y se celebran a sí mismos. Pero hace veinte años una misión de la Sociedad Interamericana de Prensa, que agrupa a los dueños de periódicos del continente, constató que los principales editores de diarios argentinos asignaban prioridad a la seguridad nacional sobre la libertad de expresión, justificaban la censura alegando que compartían los objetivos de la dictadura militar, se negaban a informar sobre la desaparición de personas y se beneficiaban de ese comportamiento, asociándose con el Estado en la explotación de una fábrica de papel. Ese documento excepcional, redactado por los dueños de dos diarios estadounidenses, fue ocultado por la prensa argentina, que llegó a rechazar un premio otorgado por la SIP.

En el Día del Periodista, los medios argentinos se cantan y se celebran a sí mismos. No muestran el mismo entusiasmo por la revisión del pasado. Cuando la encaran, como hizo hace dos meses el presidente de ADEPA, Claudio Escribano, aducen que "no fuimos recios en la crítica contra los hombres que se excedieron en el ejercicio del poder. Debemos lamentar no haber alzado más la voz, porque hubiéramos contribuido a la salud de la República". En ese contexto de autoindulgencia, contribuye a la salud de la República la divulgación de un documento excepcional, redactado hace ahora veinte años por dos periodistas norteamericanos, que visitaron la Argentina como representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa, que agrupa a los propietarios de periódicos de todo el continente. Edward Seaton, propietario del diario "Mercury" de Kansas, e Ignacio Lozano, de "La Opinión" de Los Angeles, constataron que para los editores argentinos la seguridad nacional tenía prioridad sobre la libertad de expresión, que justificaban la censura porque se declaraban de acuerdo con la dictadura militar (dentro de la cual distinguían entre duros y moderados y con la cual deseaban cooperar), que se negaban a informar sobre la desaparición de personas y que se beneficiaban de tal comportamiento al asociarse con el Estado para la producción de papel. La prensa argentina ocultó ese documento y varios de sus representantes expresaron su desacuerdo con él rechazando un premio que la SIP confirió a los periodistas argentinos con la intención de ayudarlos en una lucha por la libertad de expresión, que los editores no estaban interesados en librar.

"Absoluta libertad"

La SIP describió a la prensa argentina como "un grupo de periodistas desesperados que escriben y editan en condiciones extremadamente difíciles" pero se sorprendió de que aceptaran "las reglas de la censura impuesta directa o indirectamente por el gobierno militar. Nuestra misión chocó a cada paso con la opinión de que la Argentina", por citar a un editor, "goza de absoluta libertad de prensa dadas las circunstancias". Entre el 18 y el 25 de agosto de 1978 la misión entrevistó a más de cinco docenas de personas que se refirieron a "una situación de guerra" en la que "el país se acercaba a un estado de anarquía". La guerrilla controlaba hasta "territorios próximos a Buenos Aires". Antes del golpe "no había ley ni Justicia" y los secuestros y asesinatos eran tan comunes "que la información sobre ellos pasó a ser como la de los accidentes de tránsito, agrupados en los diarios de a cinco o seis por día bajo un único título. La gente se volvió tan insensible a la muerte, a los secuestros y asesinatos que, de acuerdo con varios directores, el país llegó al borde de la barbarie".

La mayoría de las fuentes consultadas por los visitantes dijo que sin la intervención militar el país hubiera sucumbido a la guerrilla. Después del golpe, se arresta a los sospechosos "a menudo sin proceso". El ministro del interior, general Albano Harguindeguy, dijo a la misión de la SIP que "1500 de esos ‘desaparecidosí estaban detenidos sin proceso por las autoridades militares" y que no serían liberados o juzgados porque eran "prisioneros de guerra". Fuentes extraoficiales "sugieren que su número puede ser de tres a seis veces mayor" y el propio gobierno reconoce en privado que hasta un 20 por ciento de esas detenciones "se deben a confusiones de identidad u otros errores". Harguindeguy dijo que en muchos casos no era posible formular cargos porque las pruebas, "aunque convincentes para los militares, no se sostendrían ante la Justicia". La misión citó un informe de Amnesty International acerca de 39 periodistas desaparecidos hasta enero de 1978, 40 detenidos y otros 22 asesinados, la clausura o suspensión temporaria de más de 60 publicaciones y la clausura permanente de otras tres docenas. Cuatro diarios fueron intervenidos, "La Opinión" de Buenos Aires, "La Opinión" de Trenque Lauquen, "El Independiente" de La Rioja y "El Norte" de Resistencia. "Esas cuatro publicaciones dirigidas ahora por autoridades militares y las publicaciones privadas que sobreviven enfrentan una situación de 'posguerra' dominada por el miedo y la autocensura".

Prioridades- "Es difícil que los observadores externos se sientan bien en un país cuyos principales editores de diarios dicen que la seguridad nacional tiene prioridad sobre la libertad de expresión".



Ministerio del miedo

Según la SIP, "no rigen las garantías constitucionales y el gobierno tiene amplias facultades para confiscar tiradas completas, cerrar publicaciones y disponer arrestos". Sin embargo, la censura no es tanto el resultado de un decreto como de "la proliferación del miedo. Miedo personal a sufrir daño, miedo a la clausura u otro castigo oficial, y miedo a debilitar a los elementos moderados del gobierno que quieren el retorno a la democracia. Cada una de esas fuentes de temor contribuye a la extendida autocensura que practica la prensa del país. La increíble inseguridad que enfrentan editores, directores y periodistas, ha inducido a la mayoría de ellos a no asumir riesgos", aunque "muchos reconocen que mucho de lo que no publican probablemente podría publicarse sin provocar las iras del gobierno". Los editores "también deben contemplar la posibilidad de represalias paraoficiales por elementos militares que actúan fuera del control de las autoridades superiores. Un periodista se refirió a este fenómeno como 'gangsterismo gubernamental'. Además, deben temer represalias de los grupos terroristas completamente ajenos al gobierno".

"La justificación para el castigo rara vez se explica en forma clara". Por ejemplo, "La Opinión" fue clausurada por publicar que "el Ejército había decidido proclamar como el próximo presidente a su representante en la Junta, el general Jorge Videla". La ironía es que el diario está dirigido por las propias Fuerzas Armadas. El funcionario a cargo renunció tres semanas después y fue reemplazado. "Crónica", un vespertino de Buenos Aires, levantó la historia, suponiendo que provenía de los militares. El decreto de clausura de ambos diarios dijo que la nota presentaba "disfrazada como un rumor, una temeraria afirmación acerca de decisiones unilaterales de una institución" que después la realidad confirmó. "El Día" de La Plata "enfrenta un tipo distinto de represalia, porque aparentemente desagrada a las autoridades locales de esa ciudad. El gobierno provincial retiró la publicidad oficial, estimada en unos 100.000 dólares por año; los periodistas de "El Día" no son admitidos en los despachos oficiales y se han enviado minuciosas inspecciones a su sede en busca de evidencias sobre infracciones edilicias menores".

Kafka y Walsh

"Nadie está ni siquiera seguro acerca de quién es responsable de las desapariciones y las muertes que, aunque menos frecuentes últimamente, han llegado a ser lugar común. Debido a este aspecto de la realidad argentina, la atmósfera es la de una sociedad totalitaria, aunque no demasiado bien organizada. Es como vivir en una novela de Franz Kafka. Hay gente que muere, gente que desaparece y luego reaparece. El periodista Julián Delgado, director del principal diario económico, 'El Cronista Comercial', por ejemplo, desapareció recientemente junto con su auto. No se encontraron rastros de ninguno de ellos. Los secuestros de medianoche por personas vestidas de civil a veces terminan con arrestos reconocidos luego por las autoridades. Pero en muchos casos tal reconocimiento no se produce y, sin embargo, la policía no los investiga".

"El caso de Rodolfo Walsh ilustra lo que puede ocurrir. Walsh es uno de los más conocidos periodistas investigativos del país y un abierto y activo partidario del peronismo de izquierda". El día anterior a su secuestro "difundió una Carta Abierta a la Junta Militar denunciando, en el primer aniversario del golpe, las violaciones a los derechos humanos y deplorando el impacto de su gobierno sobre la Argentina. La carta fue la más poderosa y detallada denuncia del gobierno aparecida desde el golpe". La responsabilidad por tales actos "nunca es clara. Varios periodistas bien informados dijeron a nuestra misión que creen que el gobierno no se propone perseguir a los periodistas. Su sospecha es que militares de jerarquías inferiores puedan estar actuando por su cuenta en esos casos. Nuestras fuentes dijeron que en muchos casos los máximos líderes militares no pueden controlar a sus subordinados y que en realidad la Argentina no tiene uno sino el equivalente a seis o siete gobiernos. Además, algunos asesinatos y secuestros también pueden ser responsabilidad de los terroristas de izquierda, dicen".

"Esta situación de extrema inseguridad parece estar mejorando", dice el informe. "El número de asesinatos y desapariciones se ha reducido. Y desde abril, fecha de la más reciente clausura de una publicación, las represalias oficiales han disminuido". El secretario de información pública, almirante Franco, prometió a la misión que no habría más clausuras y que "de ahora en más los llamados desde su oficina se limitarían a pedidos, antes que advertencias o reprimendas". Otros "signos alentadores" mencionados fueron la derogación de dos decretos que prohibían publicar o difundir noticias sobre el país escritas por agencias extranjeras y comentarios sobre el país publicados en el exterior, y el anuncio de "planes para devolver a manos privadas todas las estaciones de radio y televisión excepto un canal cultural no comercial en Buenos Aires y uno en cada capital provincial", algo que no ocurrió.

Zonas grises

"La mayoría de los diarios ignoran la mayoría de los secuestros. Por ejemplo, pocos quisieron cubrir la desaparición de diez dirigentes de las llamadas Madres Locas que se reúnen los jueves frente a la sede presidencial". Luego de referirse a una desaparición en la que habría autoridades comprometidas, la misión consignó que "ningún diario quiere publicar los hechos de los que se deriva esta implicación ni designar un equipo de investigación para ir a fondo. Como expresó un editor, 'si publico los datos de ese caso que conozco, el que desaparece soy yo'. Tres días después de nuestra partida, el director de la revista 'Confirmado', Horacio Agulla, fue muerto a tiros mientras estacionaba su auto en un barrio de clase alta de Buenos Aires". El mismo día "otro periodista, Juan Ramón Nazar, que fue editor del diario 'La Opinión' de Trenque Lauquen fue liberado luego de más de un año desde su secuestro".

"La Argentina está bien lejos de haber vuelto a la normalidad. Muy pocas publicaciones están dispuestas a asumir el riesgo de cubrir la violencia que permea la sociedad. Sólo unos pocos diarios publican en forma habitual noticias sobre secuestros y actividades subversivas. La mayoría de los editores que nuestra misión entrevistó se justificaron por no publicar noticias sobre desaparecidos con afirmaciones como esta: 'De tan común no es noticia'. El director que dijo esto, el mismo día publicó en su diario informaciones sobre secuestros y asesinatos en el exterior. Otros editores y directores dijeron que no le dan espacio a la violencia porque están de acuerdo con la campaña del gobierno en contra del terrorismo y que "van a cooperar". La extensión de esta actitud quedó demostrada en mayo [de 1978] cuando "La Prensa" publicó la lista de 2.500 personas que habían "desaparecido". De acuerdo con un vocero del organismo de derechos humanos que pagó la solicitada, la lista había sido rechazada antes por lo menos en otros tres diarios de Buenos Aires. Y pocos diarios de Buenos Aires informaron de que se hubiera publicado semejante lista". Durante el campeonato mundial de fútbol "fue colocada una bomba en la planta fabril de un gran diario de Buenos Aires, que no publicó la noticia. Cuando explotó otra en el edificio del 'Buenos Aires Herald', el único diario que lo cubrió fue el propio 'Herald'. La prohibición "de toda información independiente sobre actividades subversivas se ha ido relajando". Pero el problema "consiste en saber dónde está el límite. Implicar a los militares en las desapariciones está claramente fuera del límite, aun cuando el propio presidente Videla haya admitido públicamente que la lucha contra la subversión condujo a excesos que deben ser controlados. Los pocos diarios dispuestos a correr riesgos, exploran en forma constante esta zona gris, en busca del límite. Pero la mayoría acepta las normas del gobierno sin quejarse, y en las zonas grises son muy prudentes. Una notable excepción a la ausencia de cobertura de esos crímenes es el "Buenos Aires Herald", el valiente David que recibió el premio Mergenthaler en nuestra última reunión", que se publica en inglés y cuyo director, Robert Cox, fue arrestado y detenido durante 24 horas bajo acusación de violar una ley de seguridad por informar en la tapa acerca de una conferencia de prensa de extremistas argentinos en Roma. Luego del retiro de la misión, Cox marchó al exilio. Según Seaton y Lozano "en este cuadro sombrío no faltan signos alentadores". La promesa de que no habrá más clausuras y las declaraciones oficiales acerca de que "la prensa no tiene nada que temer del gobierno, son estimulantes. Pero es difícil que los observadores externos encuentren algún consuelo en los comentarios de editores y directores de que vivieron la mayor parte de su vida bajo estado de sitio, de modo que la situación actual no es necesariamente anormal. Tampoco pueden sentirse bien en un país cuyos principales editores de diarios dicen que la seguridad nacional tiene prioridad sobre la libertad de expresión".





El papel del crédito

"Otro aspecto de la situación que perturbó a la misión es el crédito a largo plazo que el gobierno concedió a los diarios para una planta de papel". Seaton y Lozano entendieron el deseo de los diarios de desarrollar su propia provisión de papel, "de modo de no estar sujetos a los caprichos de la importación controlada por el Estado", pero expresaron "graves reservas sobre el proyecto emprendido por tres grandes diarios de Buenos Aires. 'La Nación', 'La Razón' y 'Clarín' compraron acciones en la nueva planta" mediante un "generoso crédito ofrecido por el gobierno militar. Semejante situación encierra muchos peligros. No es el menor de ellos que esto casi imponga no antagonizar con el gobierno". El informe dedica dos de sus 18 hojas al caso de Jacobo Timerman, "un propietario y director de diario arrancado de su casa en medio de la noche, torturado, privado de su propiedad, juzgado y absuelto por la justicia militar, que sigue prisionero pese a que la Corte Suprema ordenó su libertad" mientras su diario "La Opinión" es dirigido por un coronel. "Todos debemos preguntar cómo llegó Jacobo Timerman a una situación tan desesperada y qué implica esto para el resto de la prensa en la Argentina". Su caso "no es especial porque él sea periodista ni porque sea único. Muchos otros periodistas están presos sin proceso, porque se considera que tienen conexiones con los terroristas, como se pensaba que Timerman las tenía. La diferencia es que Timerman fue juzgado y absuelto por un tribunal militar por delitos subversivos, y sin embargo sigue bajo arresto". Harguindeguy, "quien parece tener completo control sobre estas cosas", informó a la misión que Timerman aún "debía aclarar sus asuntos financieros ante la justicia civil. Normalmente, los juicios civiles no son causa de detención. En consecuencia, la situación de Timerman representa muy claramente el caso de un prominente director y editor arrestado sin causa, cuyo diario "La Opinión" ha sido confiscado". Aunque las acusaciones de conexión con los subversivos han sido refutadas "su diario no le fue devuelto. Timerman cree categóricamente que su detención es un simple caso de antisemitismo. Otras fuentes coinciden con esta evaluación. Timerman está desilusionado por lo que siente como falta de apoyo de los demás editores argentinos. Sin embargo, nueve meses antes de nuestra visita ADEPA, la organización de los editores de diarios, aprobó una declaración exhortando al gobierno a liberar a Timerman y dispuso que sus directivos pidieran una audiencia con el presidente Videla para expresarle su preocupación. Hasta el momento de nuestra visita la audiencia con Videla aún no había tenido lugar", concluye el muy moderado documento de la SIP. A dos décadas de distancia y en una situación por fortuna muy distinta, su lectura ayuda a rememorar la viscosidad del pantano en que la sociedad argentina hozaba entonces. Hoy es el día apropiado.



LAS NEGRITAS

El informe fue presentado a la 34° Asamblea de la SIP, que sesionó en Miami entre el 9 y el 13 de octubre de 1978. Ese último día "La Nación" tituló su crónica "Firme posición de la Argentina ante la asamblea de la SIP", en la que informó que ADEPA había rechazado el premio SIP Mergenthaler, ofrecido en forma colectiva "a los periodistas argentinos que por defender la libertad de prensa han muerto, desaparecido o sufrido encarcelamiento y persecución". La delegación argentina propuso que se cambiara aquel texto por éste: "A los periodistas argentinos en la figura de Alberto Gainza Paz, quien nunca claudicó en la lucha por los principios que sostiene la SIP". La SIP no aceptó y nadie retiró la plaqueta, que quedó colocada en la sede central de la organización.


Según "Clarín" los asistentes argentinos dijeron que la aceptación del premio "sólo contribuiría a la campaña lanzada por ciertos elementos de la prensa internacional para denigrar el buen nombre del país". El mismo diario dijo que "el restablecimiento de la libertad de prensa registró progresos en la Argentina pero dista mucho de llegar a una total normalidad". El artículo reprodujo tres párrafos genéricos del documento (el de los periodistas desesperados, el de la atmósfera totalitaria y los seis o siete gobiernos, y otro en el que se afirma que la prensa afronta una situación compleja) y destacó con negritas el párrafo sobre los "signos alentadores". Entre ellos mencionó "la concesión a las empresas periodísticas de créditos a largo plazo para la adquisición de papel" convirtiendo en positivo lo que el documento había calificado como motivo de "graves reservas". Las negritas también resaltaron la posibilidad de que "los grupos terroristas tengan responsabilidad en los secuestros de periodistas" y una declaración de Jorge Remonda, de "La Voz del Interior", según quien existía "una insidiosa campaña contra la Argentina desatada en el exterior y aberrantes deformaciones de medios extranjeros de comunicación".
"La Nación" también informó que "la representación de la prensa argentina" había rechazado el informe porque "parecería que en vez de ir a la Argentina a cerciorarse de si existe libertad de prensa se ocupó esencialmente del caso de Jacobo Timerman, quien se encuentra a disposición de la Justicia (sic) por hallarse supuestamente mezclado en el 'affaire Graiver'". El diario reseñó sucintamente el documento y luego se extendió en las respuestas indignadas de los argentinos, entre ellos Remonda, quien dijo que en la Argentina no había antisemitismo. En sus crónicas "La Opinión", confiscada por la Junta Militar, destacó una afirmación de la propietaria de "La Nueva Provincia", Diana Julio de Massot, según quien Timerman "estaba detenido por sus notorios vínculos con manejos financieros que aún hoy el gobierno nacional sigue investigando". Según "La Nueva Provincia", Annuar Jorge dijo que "para algunos parece más importante qué clase de gobierno tenemos que el hecho de que hayamos eliminado a los guerrilleros". Los autores del documento respondieron que "no somos miembros de una conspiración internacional contra la Argentina".

http://www.pagina12.com.ar/1998/98-06/98-06-07/pag10.htm

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La llamada de Magdalena Ruiz Guiñazú
Publicado el 29 de Agosto de 2010



Meses antes de conocerse el informe sobre Papel Prensa que presentó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada, Lidia Papaleo asegura que recibió algunos llamados de personas que querían hablar con ella.
Uno de ellos fue realizado –según Lidia– por la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú.
El teléfono sonó en el domicilio particular de la viuda de Graiver. Magdalena habría hecho una gestión a pedido de los dueños del diario La Nación.
–Me llamó para que yo tuviera una entrevista con Julio Saguier, porque él me quería aclarar que nunca supo nada de todo esto. Pero le contesté a la señora que no iba a tener entrevistas con nadie. Después me llamó otra persona para lo mismo, y volví a negarme. El día de la Asamblea de Papel Prensa, a la que asistí, Saguier se acercó para pedirme hablar. Yo estaba al lado de Guillermo Moreno. Me pidió el teléfono para llamarme e ir a tomar un café juntos. Tomamos ese café, y me preguntó cosas obvias, chusmeríos con argumentos sin importancia. Fui de buena fe, a pesar de que no coincido con la postura del diario con relación a Papel Prensa.
Después nunca más lo vi a Saguier, me pareció un empresario con un coeficiente intelectual muy corto.
–¿Recibió otros llamados similares?
–Hubo uno que recibimos aquí, en mi oficina: era un hombre que se presentó como Aranda (José y Héctor Aranda son directivos del Grupo Clarín y Papel Prensa). Llamó a través de alguien que le dio el teléfono. Eso dijo, que era él, y dejó su teléfono. Pero nunca lo llamé.

http://tiempo.elargentino.com/notas/llamada-de-magdalena-ruiz-guinazu

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